26.6.07

Esperando una revelación


"Envejecer es no poder olvidar lo que se olvida. Siempre pensé que las edades son todas crueles, y que se compensan o tendrían que compensarse las unas con las otras. ¿De qué me sirvió pensar de este modo? Espero una revelación. ¿Por qué será que un árbol embellece envejeciendo? Y un hombre espera redimirse sólo con los despojos de la juventud. Nunca pensé que envejecer fuera el más arduo de los ejercicios. La vejez es un disfraz con aditamentos inútiles. Si los viejos parecen disfrazados, los niños también. Esas edades carecen de naturalidad. Nadie acepta ser viejo porque nadie sabe serlo, como un árbol o como una piedra preciosa. Soñaba con ser vieja para tener tiempo para muchas cosas. No quería ser joven, porque perdía el tiempo en amar solamente. Ahora pierdo más tiempo que nunca en amar, porque todo lo que hago lo hago doblemente".
Los retratos apócrifos, Silvina Ocampo.

"Nadie acepta ser viejo porque nadie sabe serlo". Gracias, Silvina.
No se sabe ser viejo, como no se sabe estar enfermo.
Me pregunto si conozco a alguien que sepa envejecer. Aparecen, uno a uno, varios que simulan haber aprendido, aunque hasta hace poco me bastaba con mirarlos para decirme a mí misma: no les creo, veo sólo los disfraces.
Hoy voy, día a día, construyendo una esperanza. Quizás la revelación llegue una vez instalados en la propia vejez, no en la del otro.
Ya está. De esto se trata.
Para los que estamos en el número... ¿cinco? de la rayuela no nos queda otra que detener el juego por un instante, volver a recorrer el camino desde el punto de salida y encarar la llegada a destino saboreando cada paso y cada salto hacia el número seis, hacia el siete, hacia el ocho y, ¿con suerte?, hacia el nueve.

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