31.3.08

En la ciudad de la furia

Día en el microcentro porteño.
Si la ciudad es una sumatoria de relatos, un gran texto donde todos vamos escribiendo nuestras vidas, lo que leemos a veces nos desmorona en plena calle. Es como si todos los sentidos se mezclaran: los olores, cada palabra dicha, el sonido de los pasos sobre el asfalto.
Veo a un hombre enmarañado, sucio de alquitrán y pesadumbre, que debate con el aire que lo cuida.
Pasa un anciano que conserva las formas de otras épocas: el pelo engominado con esmero y el pañuelo en el bolsillo le dan cierto aspecto de fragilidad, como si fuera a quebrase en cada esquina.
Observo con descaro a un joven pálido al que le invento una vida. Miro los gestos de una mujer enojada y tengo el comienzo de una historia. Entonces se detiene a mi lado un patrullero y baja un chico; no puede tener más de catorce o quince años. Va esposado; detrás de él, un policía le marca el camino. Hay miedo en sus ojos, en sus hombros, en su piel. Sigo caminando pero ya no soy la misma, el eco de su miedo resuena para siempre en esta ciudad que miro.
Grabado: Mauro Collares.

29.3.08

Buen fin de semana

"Se les reprocha a los escritores su inclinación a tratar temas sombríos, tristes, dramáticos, sórdidos y nunca o casi nunca temas felices. No creo que ello sea fruto de una preferencia, sino imposibilidad de sortear el escollo.
Ocurre que la felicidad es indescriptible. Es por ello que los cuentos populares y los cuentos para niños (e incluso los filmes norteamericanos happy end) terminan siempre con esta fórmula: Se casaron y fueron muy felices. Allí el narrador se detiene, pues ya no tiene nada qué decir.
Donde empieza la felicidad, empieza el silencio".
Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas.

26.3.08

Ni tanto ni tan poco


Ni muy muy...









Ni tan tan...






(Me voy hasta el viernes, con la esperanza de que el diálogo y la fraternidad primen sobre la violencia y la desunión).

25.3.08

Para Ti... ¿Para quién?

Tomo un café en un bar de mi cuidad. Para distraerme un poco de lo rotundamente coyuntural (paros, rutas cortadas, marchas por la memoria a favor y en contra del Gobierno), decido hojear la última Para Ti Colecciones, que pesa más que el diccionario de la Rae. Un adelanto lleno de texturas, color y diseño, dice el subtítulo, al que yo le agregaría una faja roja de advertencia: "¡Cuidado!, si usted no gana más de 10 000 por mes, no abra esta revista".
Qué lindo vestidito, pienso, mientras revuelvo el cortado, ¿a ver de quién y cuánto sale? María Vázquez, $1600. No, me digo, leí mal o es una súper errata, se les piantó un cero. Sigo: otra vez, qué bueno este traje... leo: $3200. ¿¿¿Qué??? Chau Para Ti, que no es Para mí. Agarro, entonces, la revista Luz, la que viene con el Perfil de domingo. Plash, plash, plash, voy pasando las hojas. Me detengo en un tapado bastante original, supongo que será caro, pero ¿¿¿2656 dólares??? ¿¿¿DÓLARES???
Me enojo, me fastidio, al mismo tiempo que le compro unas curitas a una mujer que anda con su niño en brazos. Mi enojo se redobla. Mi fastidio se convierte en rabia.
Por favor, Kenzos, Maríavazquez, jazmínchevares, recuérdenlo: estamos en la Argentina, donde la mayoría de la gente no gana ni para comprarse el botón de sus vestidos.

21.3.08

Buen fin de semana

"Igual que otros herbívoros de manada, la vaca es un animal de presa cuya etología se sostiene en el temor. El miedo la obliga a vigilar el entorno para advertir la presencia de predadores. Para que tuviera, pobre, alguna ventaja sobre sus enemigos naturales, la naturaleza la equipó de un campo visual amplio y panorámico que abarca 360°. Por algún motivo, tiene más desarrollada la visión que el sistema auditivo y, merced a respuestas un poco increíbles que son difíciles de corroborar, se dice que distingue colores, del mismo modo que lo hacen las ovejas y las cabras. Sin embargo, aun dotada para ver en profundidad, no puede percibir la presencia de objetos por encima de su cabeza, el sitio donde justamente la apunta el martillo mecánico que la fulmina en los mataderos".

Becerra, Juan José, LA VACA, Viaje a la pampa carnívora, Arty Latino, Buenos Aires, 2008.
Prólogo: Alan Pauls.
Carne viva. Carne cruda. Carne asada. Tres momentos de un mismo objeto: la vaca.
La Vaca en imágenes: buenísimas fotos de Alejandro Guyot.
Foto de este post: Magdalena Sorondo (debo una de A. G.)-

18.3.08

Literatura y enfermedad I

Sin saber aún por qué, siempre me interesó el relato que hay detrás de una enfermedad.
Por eso, a lo largo de mi vida de lectora, fui recopilando, sin siquiera darme cuenta, una serie de títulos y de autores que han hecho de la enfermedad el principio constructivo de sus narraciones.

"Hablar de la enfermedad es una especie de entretenimiento de Las mil y una noches", dice Willam Osler.
Tengo, entonces, mucho de qué hablar.
Pero por mi propia salud y la de los que visiten este blog, lo haré a cuentagotas: un poquito hoy, otro poco... no sé cuándo.


La enfermedad como metáfora, Susang Sontag
Recuerdo que hace unos años, una amiga tuvo un raro quiste en la garganta. Estuvo internada unos días, sin diagnóstico certero. Un amigo en común y yo decidimos acompañarla en el mientras tanto. Él estaba convencido de que el quiste en cuestión (nada menos que en la garganta), no era más que el grito atravesado de su "no poder decir".


Para certificar su sospecha, llegó al hospital con un libro bajo el brazo. Abrió en la página 56 y le leyó, palabra a palabra, la sentencia contundente: "te enfermaste porque...".
Fue entonces cuando me acordé del libro de Susan Sontag y de sus palabras, para salir en defensa de mi amiga y atajar así las balas.


Ella sostiene que estar enfermo y dejarse influenciar por las siniestras metáforas que rodean a la enfermedad es algo más siniestro todavía.

Nada hay más punitivo, dice, que darle un significado a una enfermedad.
Para sostener su teoría, Sontag recorre dos de las enfermedades que llevaron, durante años, el peso tremendo de su metáfora: la tuberculosis y el cáncer, dos enfermedades de la pasión.


La tristeza fue sinónimo de la tuberculosis. La represión de los instintos, la fatal metáfora del cáncer. Hoy sabemos que no es así.

Puede ser que cada enfermedad tenga su porqué. Y que internarse en los mecanismos de nuestro cuerpo-mente-espíritu ayude a restablecer la armonía de nuestro todo.

Pero también es posible que no lo tenga. Que sea la vida misma, con sus altos y bajos, sus blancos y negros, la que haga mella en unos y no en otros.
Sinceramente, no lo sé.

De lo que sí estoy segura, es de que las metáforas se van banalizando, convirtiéndose en lugares comunes que se disparan sin red a quien quiera o no quiera escucharlas, y que lo único que se logre es descargar sobre el enfermo la responsabilidad del mal que se tiene.
El dolor, entonces, quizás se redoble, y la esperanza en un tratamiento se desdibuje.
Continuará...
con Kafka, Thomas Mann, Thomas Bernhard, Peter Handke, Philip Roth, Roberto Bolaño, Bellatín, Sylvia Molloy, Patricia Kolesnicov.

17.3.08

En tela de juicio (correcciones en color naranja):

Tus hijos (no) son tus hijos
(No) Vienen de ti, (sino) Y a través de ti
y aunque estén contigo
(no) de alguna manera, sí te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
(pero no) y algunos de tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos, claro.
Puedes abrigar sus cuerpos,
(pero no) y también sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que (no) pueden visitar
(ni siquiera) quizás, en sueños.
¿¿Puedes esforzarte en ser como ellos??,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad. Así sea.

15.3.08

Buen fin de semana

"Comentario de un taxista, señalando una muchacha: 'Se creen que porque son lindas no las vamos a pisar. Las pisamos igual'".
A. Bioy Casares, Descanso de caminantes. Diarios íntimos.

12.3.08

Frase célebre de una amiga no célebre

Lo dijo C:
"Si me decís que te gustó esa película, es que te estás haciendo la rara".

Fuera de eje

Hoy tengo un día tan... ni muy muy ni tan tan, que algo tendré que hacer: o acenturar el muy o escaparme al tan.

10.3.08

Bukowski

Acabo de llegar de un fin de semana de "boda en Pinamar". Me espera una casa entera para limpiar, y mucho, pero mucho trabajo (me encuentro con una mail que me intima a terminar un trabajo para el jueves), la lectura de los diarios del fin de semana, la recorrida por los blogs amigos, postear.
Como no hay tiempo para todo, va este recuerdo para Charles Bukowski, porque el 9 de marzo se cumplieron años de su muerte.
Busco sus libros en mi biblioteca; hay varios. Muchos de ellos con páginas enteras subrayadas (por esa versión de mí que los leía) con un intenso color violeta. Y cada tanto, párrafos lapidarios, señalados con una x en el margen.
Si algo queda vivo de Bukowski en mi memoria, es su descarada aceptación de sí mismo y de sus otros: los débiles, no los fuertes; los feos, no los hermosos; los perdedores, no los ganadores; los pobres, los perdidos, los idiotas.
No hay vez que vea una piel marcada por el acné que no lo recuerde. Ni días de desazón y furia que no me acerquen a su desesperación. Fue una lectura indispensable en una etapa de mi vida. Me pregunto si hoy lo leería de la misma forma. Sospecho que... no
.

7.3.08

Buen fin de semana

"Nunca decimos que un cantante de blues es triste. Si una canción es una auténtica expresión del sufrimiento de una persona, entonces el sufrimiento es trascendente y no llega como queja, como lamento, aunque ese haya sido su origen. Se experimenta como alivio, empatía, complicidad, consuelo y placer".
Leonard Cohen.

4.3.08

Este sí, este no.

No cumplí al pie de la letra mi lista de lecturas para el verano. Leí algunos de los libros programados, abandoné otros. Y, por caprichos propios o frutos de azar, algunos se intercalaron en mi minucioso listado.
Libros leídos:

Hidrografía doméstica, de Gonzalo Castro.
¿Cómo no quedar atrapada por la historia de una niña que vive y mientras vive cuenta sus cavilaciones cotidianas, su mundo extraño, construido a imagen y semejanza de su mirar a destiempo?
Si esta es la primera novela de Castro, decididamente, voy a seguirle los pasos.

El discurso vacío, de Mario Levrero.
Me gusta Levrero, siempre. Quizás, sólo por párrafos como este:
"Y así van las cosas. Estoy en un especie de suspenso (...) en el sentido de ´puntos suspensivos´. Pausa, demora, quedarse en la última sílaba de la última palabra, como arrastrándola. También podría decir: 'Hombre entre paréntesis', aunque más exactamente yo sería un hombre después del primer paréntesis, preguntándose por el segundo. Una etapa provisoria que se prolonga y se prolonga en el tiempo (...). Es como ir a un hotel por dos o tres días y quedarse meses y años, siempre con las cosas dentro de una valija".

El Mundo, de Juan José Millás.
Parece que este libro empezó como una gran respuesta a un reportaje, en donde se le preguntaba por su infancia. Un libro amable, que iré olvidando con los años.

Grasa, Retrato de la vulgaridad argentina, de Juan José Becerra.
Lo compré porque Becerra me interesa como escritor, pero me encontré con una recopilación de notas. Algunas de ellas ya habían sido publicadas en la revista Los Inrockcuptibles. Me entretuve con sus criticas a Tinelli y al Baby Etchecopar, pero prefiero otro tipo de lecturas. Leo tres o cuatro y pierdo el entusiasmo.

Zapatos italianos, de Henning Mankell.
Es un Mankell no tan Mankell. No es un policial, aunque sí está ese clima helado de la costa sueca. "Siempre me siento más solo cuando hace frío". Así empieza la historia de un hombre viejo. Y solo. ¿Cómo resistirse a la lectura? Apenas a la segunda página, uno sabe que tendrá que vérselas con la soledad, la vejez, la enfermedad, la muerte. ¿Qué decirles? Que lo terminé en dos días. Creo que varios de sus personajes tienen para mí la identidad del frío y el llanto. Podría reconocerlos si los viera por alguna calle helada... cuando llegue el invierno.

CONFESIONARIO II, Historia de mi vida privada. Idea y compilación de Cecilia Szperling.
Les cuento cuando lo termine. Estoy en plena confesión de Juan Terranova.

Libros abandonados despues de 40 páginas:

Este libro te salvará tu vida, de A. M. Homes. (no es autoayuda, es pura novela).
Se trataba de mi gran apuesta para el verano. Otra de sus novelas, Música para corazones incendiados me había cautivado de una manera enfermiza. Lo fui dejando para el final, como quien reserva el mejor bocado para la despedida.
Quizás no sea malo el libro, sino tan sólo yo la lectora inadecuada.
Quizás no se puede pasar de una novela a otra sin un paréntesis, un corte, una distracción, un dejar decantar la que se fue para entrar de a poco en la que vendrá. No lo sé. Por ahora va al estante de los "otra oportunidad".

La Hermana, de Sandor Marai
Creo que llegué hasta la mitad, pero siempre relojeando la pila de los próximos "a leer". Para qué seguir, me dije un día y ahí nomás manoteé a Mankell y sus viejitos helados.

Conclusiones: fue un verano de lecturas ni muy muy ni tan tan.

3.3.08

¿Por qué no?

Lunes de lluvia (maldita lluvia).
Antes de ponerme a trabajar, decido leer los diarios del domingo, que ayer no pude ni mirar.

Como dijo koba hace unos días, tomar el desayuno mientras leo el diario es uno de mis placeres cotidianos. Especialmente el domingo. Pero este que pasó me encontró en la cocina, preparando tortas de chocolate y de manzana, rellenando arrollados y armando sandwichitos para celebrar el cumpleaños de mi hija.
Hoy, apenas me levanto, veo, además de una casa que parece arrasada por el tornado, la pila de los diarios del domingo. Digo "los", porque el domingo es día de más de un diario.
Separo la pila en dos: lo que me interesa y lo que no.
Desecho, entonces, varias secciones: Clasificados, Deporte, Empleos, Economía y Negocios. No podré dedicarle tanto tiempo a mi lectura atrasada. Esta será una lectura express.
Y una vez más, me pregunto: ¿por qué no "diarios inteligentes"? ¿Por qué no un sistema por el cual se elija sólo algunas de las secciones del diario? Y poder llevar, por ejemplo, dos partes centrales (para que no haya peleas) en lugar de aquello que nunca nadie ni siquiera mira.


Y ya que estamos con el tema, ¿alguien leyó el nuevo Crítica?