28.12.07

Buen fin de semana

"Durante muchos años, por un error del editor, que se había equivocado en el retrato de la contratapa, leí obras de Balzac pensando que tenía el rostro de Amiel, es decir, un rostro alargado, magro, elegante, enfermizo y metafísico. Sólo cuando más tarde descubrí el verdadero rostro de Balzac su obra para mí cambió de significado y se me iluminó. Cada escritor tiene la cara de su obra. Así me divierto a veces pensando cómo leería la obra de Victor Hugo si tuviera la cara de Baudelaire o la de Vallejo se se hubiera parecido a Neruda. Pero es evidente que Vallejo no hubiera escrito los Poemas Humanos si hubiera tenido la cara de Neruda".
Prosas Apátridas, Julio R. Ribeyro.
Así como este gran escritor peruano, yo también me divierto a veces pensando cómo leería a Onetti si hubiera tenido la cara de, por ejemplo, Carlitos Balá; o a Cortázar, si en lugar de esos ojos de largas pestañas y cejas tupidas se me hubiera revelado con el amigable y bonachón rostro de un Landriscina. O un Aira con cara de Charly; o a Silvina Ocampo en el cuerpo de Yuyito González. Arlt no sería Arlt con los rasgos de un Alberto Fernández y qué decir de Borges, si hubiera tenido el rostro contundente de un Alfredo Alcón.
Puesta a delirar, ¿por qué no llevar el juego más allá y fantasear con Julio Bocca en el cuerpo de Marcelo Polino; un Sabina con cara de Santos Biasatti o con Tomás y la carita inocente de mi Pobre Angelito?

27.12.07

Ni muy muy...

Ni tan tan...

26.12.07

Que sí, que no*

Diario La Nación, domingo 23 de diciembre: (aunque pudo haber sido cualquier otro).
En la primera plana, leo: "El auge del consumo opaca el espíritu navideño". A ver, digo, aunque sé que no leeré nada nuevo. Barcia, Noé, Kovadloff, Valiente Noalles, todos concuerdan en que el dios del amor ha sido desplazado por el dios del consumo. Ajá... me digo, qué novedad. Pero decido seguir leyendo, así que voy hacia la página 20, en donde continúa el artículo en cuestión. En el camino, paso páginas enteras de distintas publicidades: televisores, celulares y más celulares. Epa... ¿no es demasiado? Llego a la 17, a las 19, a la 21 y aterrizo en la 23 ¡páginas enteras, en vivos colores: "Noche shopping, a partir de las 22 hs; 20, 30 y 50% de descuento!". ¿¿¿Quéee??? Un poco incómoda, termino de leer la nota contra el consumo, en medio de la más brutal tentación consumista. Ahora Giardinelli está diciendo que hemos dejado de ser personas para convertirnos en potenciales consumidores y alguien cita a Lipovestsky y la era del vacío. Ejem.
Para rematarla, ahí está el Gaturro nuestro de cada día que, si lo dejamos, nos tiene de la ceca a la meca con el descuento de esta semana acá y el de la semana que viene allá. Cierro el diario que me invita a ir de comprar a las 12 de la noche, mientras me lleva a reflexión sobre los peligros de la era del consumo. Ajááá.
* (Cambié el título, no me gustaba).

21.12.07

Cita de fin de semana

"Tengo tantas ganas de ser recurrente y un poco vulgar y decir: la esperanza es lo último que se pierde".
Clarice Lispector.

Hoy, estas son las esperanzas que no pierdo:
Esperanza de que todos podamos ser un poco más felices.
Esperanza en la real vocación de servicio de quienes nos gobiernan.
Esperanza en que este país herido y remendado pueda ser esa casa en donde todos nos sintamos reconocidos y respetados.
Esperanza en que se alivie el dolor de los que sufren, y en que encuentren la paz el corazón de los atormentados.
Esperanza en que los hijos de todos aprendan de nuestros aciertos y corrijan el rumbo de tantos desaciertos.
Esperanza en que el mundo del revés pueda pararse sobre sus pies y mirar hacia el futuro sin trampas y falsos discursos.
Esperanza de que los nuevos amigos de este año, a los que no les conozco ni el color de los ojos, terminen el 2007 con la misma esperanza que siento yo hoy, en este instante, en este mundo.
Foto: Magdalena Sorondo.

20.12.07

COMBO I para el arbolito

Hago otro paréntesis entre tantos balances, porque tengo muchas ganas de entusiasmarlos con estos libros encadenados, un buen regalo para ese alguien ávido de lecturas que siempre tenemos cerca.
No sé ustedes, pero cuando a mí un libro me gusta, le sigo las huellas como el mejor de los detectives: no sólo quiero leer sus otros libros, sino también lo que ese autor ha ido leyendo, lo que otros escribieron sobre él; quiero saber cómo se las ha arreglado en la vida para contar aquello que acabó deslumbrándome.

Se me dirá que no son estas épocas para regalar ¡cuatro libros! Y tendrán razón. Pero vale todo: pagado en doce cuotas..., usado, prestado, jamás: afanado.
Va:
1) Madame Bovary, de Gustave Flaubert.
Solamente un autor cuyo propósito en la vida fue escribir y no vivir, pudo dar forma a este personaje que contiene algo de todas las mujeres y de todos los hombres. Recluido en su cada de piedra, en la ribera del Sena, trabajó duramente, con hábitos metódicos, con el objetivo fundamental de contar una vida sin juzgarla. Así nace Emma, la que no es feliz, la que se aburre, la que sólo quiere ser la heroína de la mejor de las novelas románticas.
2) La orgía perpetua, de Mario Vargas Llosa.
"Desde las primeras líneas el poder de persuasión del libro operó sobre mí de manera fulminante. Hacía años que ninguna novela vampirizaba tan rápidamente mi atención, abolía así el contorno físico y me sumergía tan hondo en su materia, A medida que avanzaba la tarde, caía la noche, apuntaba el alba, era más efectivo el trasvasamiento mágico, la sustitución del mundo real por el ficticio [...]. Cuando desperté, tuve dos certidumbres, como dos relámpagos: que ya sabía qué escritor me hubiera gustado ser y que desde entonces y hasta la muerte viviría enamorado de Emma Bovary".
3) Cartas a Lousie Colet, de G. Flaubert.
Más que sólo cartas: confesiones, ensayo, diario, memorias. Algo así como la historia de la escritura de la novela:
"Empecé ayer noche mi novela. Ahora entreveo dificultades de estilo que me espantan".
"No es pequeño asunto el ser sencillo".
"Aún con muchos andamiajes dramáticos, falta lo dramático".
"Escribir me pone en un estado de permanente acritud, y siempre estoy a disgusto con lo que hago. La idea me estorba. La forma se me resiste. Desde hace cuatro días he escrito tres páginas, y detestables, flojas, blandas, aburridas".
"Cuando esté acabada mi novela, te llevaré mi manuscrito. Ya verás a través de qué complicada mecánica logro hacer una frase".
4) El loro de Flaubert, de Julian Barnes.
Un escritor decide desmenuzar la vida de Flaubert porque no le alcanza su obra.
¿Ficción, realidad, ensayo? Como lectores, la empatía con Barnes es absoluta: queremos más, ¡queremos todo!

¡Ojalá alguno ligue el Combo I!

18.12.07

Balance IV

Son casi las tres de la mañana y acá estoy, intentando un nuevo Balance, que esta vez tiene que ver con los blogs, esta nueva forma de conversación que descubrí el año pasado. Nunca me hubiera imaginado capaz de poner en funcionamiento mi propio blog, pero acá está: este lugar que no es ni muy muy malo, ni tan tan bueno. No sé cuánto durará mi entusiasmo; sólo tengo una certeza y es la de estar feliz por haber "conocido" y conversado con todos ustedes. Por eso este Balance bloggero:
El principal culpable de mi adicción: La lectora provisoria.
El que me atrapó desde la primera visita: Diario de un neurótico.
El que me recibió con los brazos abiertos: La condesa sangrienta.
Donde me siento como pez en el agua: en lo de Stella, el ángel eléctrico, koba (¿en reparaciones?), La Escritura o la Neurastenia y en lo de Medusa.
El que me impactó por su estética y su tono único: El Caballero de la Luna.
El que me asegura una fiesta cada vez que entro: el Disparador.
Los más compinches: stella, fernan, ele, dedo en la llaga, Leo, Jotafrisco, Adivinador, No tan iguales, almendra y el poeta.
Los nuevos amigos: Mastronardi, Hugo, Alberto.
El que mejor construye su personaje: Combatiendo al capitán.
El que me informa con humor e inteligencia: El Pasquín.
El que postea sin respiro: Claude Contin.
El que me ignora (lo visito siempre ¡porque escribe muy bien!): Bugman.
El comentarista más fiel y amable: Jose Soriano.
Los que pasan cada tanto: Federico, Gabito, Guantes de Lana, tennis, sophie, adenoz, crab.
El de historias con suspenso: lexi.
El que me sorprende. Pol Marmas.
El de las mejores historietas: loitt.
El que siempre espío: Horacio.
En donde encuentro los mejores post: malena.
Allí, donde tengo asegurada la risa: Así me gusta a mí (stella).

Los que no tienen blogs:
Mickey: el que debería tenerlo, porque sus comentarios son post increíbles.
Janfi: porque me hace reír.
Lucía, angie, talle small, rubbens y reina: porque son las únicas de carne y hueso que todos los días pasan sin necesidad de tocar la puerta.
Sapaflor: porque cuando pasa, ¡pasa!
Glenda: porque cuando creo que ya se fue, vuelve a entrar.
Conocido de la vida: Porque no sé quién es (aunque tengo la sospecha) y deja siempre comentarios dignos de un buen tipo.

17.12.07

Dos pájaros de un tiro

No me importa ni me importará si la voz de Sabina ya no es la misma, si Serrat ya pasó de moda, si de tan populares haya quienes los acusen de ser producto de un marketing feroz. De ninguna manera.
Para mí son y serán siempre dos poetas, dos atorrantes pájaros cantores, algo golpeados por la vida pero con el corazón intacto y la inspiración a flor de boca.
Ayer hubo fiesta en La Bombonera. La noche fresca y la luna que brillaba sobre un cielo más limpio que otros cielos. No sólo hubo canciones: ¿qué decir de la gracia y el desparparajo de estos dos hombres que ya han pasado hace rato los cincuenta, que supieron reírse de sus desvaríos, de sus malestares, de sus adicciones, de sus enfermedades?
Serrat es un hombre angelado. Su melodía se le escapa hasta cuando habla y, cuando canta, no sólo le tiembla el corazón en la garganta: sale a escena el trovador, el juglar, que acompaña con todo el cuerpo y con gestos adorables las estrofa de sus bellas canciones. Como si actuara cada melodía, como si recreara cada situación en la que sus versos se despliegan.
Sabina lo mira con ternura, lo admira y confiesa esta devoción nacida hace mil años. De Sabina no hay mucho que decir: se es fanático o no se es. El seguidor de Sabina le perdona todo porque se sabe destinatario privilegiado de su inspiración sin límites, de su ser poeta hasta cuando calla.
El espectáculo estuvo bien pensando, se repartieron el repertorio, intercambiaron el cancionero, compartieron la misma letra en perfectos contrapuntos. Era extraño escuchar a Sabina dolida por el "sangro, lucho, pervivo" de Para la libertad; y a Serrat rockear de a ratos con el Pirato Cojo.
Cuando la Fiesta se iba acabando, y minutos antes de empezar a bajar la cuesta, salieron de la mano con los Cien motivos para no cortarse de un tajo las venas. Uno de esos motivos es, sin duda, saber que mientras existan poetas, no habrá tiempos de eternas penurias.

14.12.07

Buen fin de semana

"Decimos a una persona una palabra mortal y, como es natural, no tenemos conciencia en ese momento de que, realmente, le hemos dicho una palabra mortal, pensé...".
Thomas Bernhard, El Malogrado.

13.12.07

BALANCE IV

Este Balance es un poco tramposo, por una razón: no leí este año tanto como otros (culpa de los blogs, claro). Por eso, el TOP que sigue no habla de los mejores, sino tan sólo de algunos de los libros que más disfruté este año.
Acá van:
1) La novela luminosa, Mario Levrero.
2) La ley de la ferocidad. Pablo Ramos.
3) Conversaciones con Thomas Bernhard. Kurt Hofmann.
4) Estupor y Temblores. Amelié Nothomb.
5) Ciencias Morales. Martín Kohan.
6) El frío. Thomas Bernhard.
7) No somos perfectas. Autoras varias.
¿Qué libro me recomiendan para poder completar mi lista?

12.12.07

BALANCE III

Último Balance dedicado a la TV (rocasalvos, atenti). Después seguirán temas más serios. Va:

TOP 10 de los personajes más queribles de la televisión argentina:
1) Antonio Birabent: porque si él actúa, yo lo veo.
2) Susana Giménez: porque sí.
3) Mamá Cora: porque me gusta como se acomoda en el sillón.
4) Fantino: porque me resulta siempre agradable.
5) Nacha Guevara: porque cuando hago zapping, si ella aparece, ahí me quedo.
6) hijo de Chico Navarro: (fernán sabe el nombre): por buen tipo.
7) Diego Peretti: porque es el más grande de los Simuladores.
8) Luis Luque y su mujer: porque son como la bella y la bestia, y se los ve felices.
9) Gonzalito, de CQC ( y Diego): por rápidos, inteligentes y ¿educados?
10) A completar...
DESPUÉS DE SUS COMENTARIOS, se hicieron querer: Humberto Tortonesse, Lapegue, todos los de Mañanas Informales, Boluda total y Wainraich. Los míos no tuvieron tanto éxito, salvo la Sú, Novak y Birabent.

10.12.07

BALANCE II


Las 5 frases de 2007 que no quedarán en el olvido:

1) "Si así no lo hiciereis, que Dios y la Patria os lo demanden".
2) Va a estar bueno Buenos Aires.
3) "¡¿Por qué no te callas?!".
4) "Cometí un error y los ministros de Economía no pueden cometer errores".
5) "Los mexicanos son todos feos".
6) A su elección.

DESPUÉS DE TANTOS COMENTARIOS, LAS FRASES DEL AÑO SUPERAN LAS 30. ¡IMPERDIBLES! En unos días las copio y las paso. GRACIAS a todos, especialmente a EL Pasquín y Adivinador, que fueron los más memoriosos.

BALANCE I

No sé de dónde viene esta especie de fascinación por los balances de fin de año. Pero me divierten (siempre me gustó el número de diciembre de las revistas El Amante, Rolling Stone, Los Inrockuptibles...).
Sumo a esta diversión el hecho de que necesito tiempo para terminar algunos trabajos y empezar con los perparativos de fin de año; la intención de conformar a Janfi que se anduvo quejando de algunos temas y, para qué negarlo, mis propias ganas de pavear un rato.
Desde hoy y hasta fin de año irán distintos ¿
Top 10? ¿Top 5? ¿Mejores 5? No sé, ya veremos cómo los nombro, pero arranco y listo. Guardo los mejores y más graificantes Balances para el final, y largo con lo más banal e intrascendente. Disculpen, pero así es el juego.
TOP 6 de los personajes más detestables de la televisión argentina:

1) Marcelo Tinelli: por gritón, ambicioso y farsante. Más detalles acá.
2) Jorge Rial: por chismoso, fabulador y conventillero.
3) ¿Luis? Ventura: por El Paparazzi, su peinado con brushing y sus ojitos de pícaroqueselassabetodas.
4) Moria Casán: porque su proclamada inteligencia me deprime.
5) Florencia Peña: porque está en todos lados y me empalaga: se ríe no se de qué con Marley; lava su ropa con jabón XX, le compra a su hijo pañales XXX, aldegaza con yogur Ser y no sé si no toma activia para el tránsito lento.
6) Se aceptan sugerencias.
RESULTADOS DESPUÉS DEL VOTO DE USTEDES: Suben a los primeros puestos Viviana Canosa y Rolando Grañas. Por el medio, se van intercalando G. Sofovich, Nazarena V., Mauro Viale y Graciela Alfano.

7.12.07

Buen fin de semana

"Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo. Las fotografías son experiencias capturadas".
Susan Sontag
Foto: Magdalena Sorondo.

Sobre la Bondad

Terminé de leer Ensayos Bonsai, de Fabían Casas. Descubro que en una de sus páginas, Casas rescata una frase de Michael Houellebecq, frase que yo había copiado esmerada y lentamente en mi cuaderno de citas hace unos cuantos años, tiempos aquellos en que me dedicaba a devorar sus libros, entre muchos otros que daban cuenta una y otra vez de sus tremendas infelicidades.
En ese entonces, recuerdo haber leído una crítica que decía algo así como que sus párrafos irritantes producían erupciones cutáneas aunque, de tanto en tanto, sus palabras se convertían en esas ortigas que, de repente, se revelaban con inesperadas virtudes sanadoras.
Me sentía realmente a gusto entre tanta desdicha y desasosiego, y no me daba cuenta de que ese hurgar solitario me estaba afinando la piel, despellejándome el alma. Mi resignación me llenaba de orgullo: yo sabía de qué iba la vida.

Dicen que la literatura quizás no cambia la realidad, pero sí modifica nuestra mirada sobre la realidad: mi mirar, en aquel año de descensos, sólo anclaba en la más absoluta oscuridad, allí donde encontraba lo verdaderamente crudo, lo rotundamente doloroso.
Entonces, un día, una serie de hechos y esta única frase sacudieron de golpe ese bienestar que me estaba enfermando: ¿Por qué Houellebecq se empeñaba en lanzarme a la cara, sin piedad, la parte más putrefacta de este mundo, si después decía cosas como ésta? Me acuerdo que leí la frase, cerré el libro y respiré hondo, con cierto alivio.
"La única superioridad que reconozco es la bondad".

5.12.07

En tela de juicio

"Los hombres manejan mejor que las mujeres".
Todo depende del lugar desde donde se lo mire.
¿Quién sabe qué es, exactamente, el carburador? El hombre.
¿Quién revisa agua y aceite cada vez que carga nafta? Posiblemente, el hombre.
¿Quién está al tanto de cuánto llevan las gomas? El hombre, ¿y qué?
¿Quién se desespera si andamos en segunda a ochenta kilómetros por hora? De más está decirlo.
¿Quién díganme quién, sabe si la correa está floja o si el motor recalienta?
¿Quién tiene mejores reflejos y se mueve confiado en pleno microcentro a las 7 de la tarde? El hombre, claro.
Pero.
Pero... ahora, díganme ustedes si no:
La mujer es más educada cuando se traslada de acá para allá; siempre es una verdadera dama; deja pasa, pide disculpas cuando muuuuuy ocasionalmente (digamos: casi nunca) comete una pequeñísima imprudencia; se desplaza más despacio, espera cuando hay que esperar y nunca, pero nunca, maldice como un energúmeno, es decir: COMO UN HOMBRE.
Desde ya, pido disculpas a los educados y respetuosos. Pero a ese... sí, a ese que hoy me gritó "negra puta*" con los ojos desorbitados cuando yo no subí la velocidad porque él estaba apurado, a ése, le digo que alguna día me voy a dar el gusto de cantarle las cuarenta. Y al que el mes pasado se me pegó atrás en la ruta, haciéndome luces indecentes (y no: incandescentes), y a aquel que hace un tiempo me gritó cosas horribles (sí, horribles), porque paré en un semáforo; y al rubio narigón del Gol azul, que me maldijo porque creyó que lo iba a chocar (claro que no lo choqué); y al de camisa blanca y gestos de mafioso que me miró duro porque... ¡qué se yo por qué!... y a todos los demás: ellos ya saben, a los cobardes les hablo, a aquellos que no me dirían lo mismo si me tuvieran frente a frente. Me dejan tan mal esos insultos, que se me atraganta la rabia mientras los veo rajar en sus autos fálicos.
Por eso digo, ¡qué van a manejar mejor los hombres! Algunos... y estoy siendo bondadosa.
* no soy negra (apenas una morocha) y mucho menos, puta. ¡Ey!, a vos te lo digo: ¿y si lo fuera, qué?

3.12.07

El habla que habla

Todos los días nacen nuevas palabras para instalarse en medio de las conversaciones. ¿Dónde surgen? En las distintas tribus urbanas, y desde allí inician sus periplos. Alguien un día dijo: "Mirá la mina que Fulano se está comiendo". Y desde entonces, el verbo "comer" no alude ya a una rica trota de frambuesa, sino a una blonda barbie de carne y hueso.
Desde los círculos políticos se burocratiza el lenguaje, se lo convierte en algo complejo sin ninguna necesidad, como si las palabras difíciles se erigieron como armas poderosas. Palabras oscuras, sin por qué ni para qué.
Algunas salen a escena por tiempos cortos y desaparecen con la realidad a la que nombran. El "corralito" dejó de ser, por un tiempo, la cárcel de los bebés paseanderos, para convertirse en otra cosa, en épocas de ahorros congelados. Palabras fugaces.
Otras, directamente, se diluyen cuando muere una generación. ¿Quién habla hoy de fifí, pajarón, cachada, pastenaca? Las encontramos en las Aguafuertes de Arlt o en algún cuento de B. Kordon. Palabras fósiles.
Hay palabras que nacen como basura y allí se quedan, en medio del revoltijo nauseabundo; se dicen, porque es fácil decirlas, porque venden y producen más basura que, poco a poco, van anestesiando a las anteriores. Cada vez más explícitas, cada vez más frontales. Son las palabras imanes que nacen en la tele, para agarrar de las narices a los televidente, a fuerza de puro eletroshock.
Otras, pobres de ellas, se van vaciando de significado, ya no nombran lo que nombraban. ¿Es un "artista" el de los malabares, un diseñador de letejuelas, la que baja las escaleras de un teatro de revista?
De golpe, una moda: la moda de borrar las eses del final de las palabras, como si hasta el más porteño e instruido de los hombres hubiera nacido en la Santa Fe de las eses aspiradas. El habla futbolera se escapa de la cancha y se pasea por la Recoleta en autos de primeras marcas.
Nadie discutiría los múltiples significados de algunas palabras: a veces, como códigos secretos que aluden a experiencias compartidas. Otras, porque identifican el mismo dolor de varias generaciones. Los desaparecidos de Teresa Parodi no podrá ser comprendida por aquel que no sepa lo que nosotros sabemos.
Las mutantes, las que nacieron para descalificar, como cuando uno le dice a otro que todo lo ha conseguido pagando como un chabón, hasta transformarse en palabra cotidianas, como el pan de cada día.
Pero hay otras a las que nada las tumba: las que siempre son lo que son: las palabras rotundas. Un sí o un no bastan para cambiar una realidad. El sí y el no, como palabras inviolables.
Foto: Magdalena Sorondo

1.12.07

Buen fin de semana

"Hoy he barrido la terraza de las plantas: qué bueno es trajinar con las cosas de este mundo, con las hojas secas, con el polen de las cosas. Mi vida cotidiana se atilda. Me estoy sintiendo profundamente feliz".
Un soplo de vida, Clarice Lispector.


30.11.07

Respuestas de Borges y algo más...

¿Qué cualidad prefiere en un hombre?
Cuando a uno le preguntan cuánto es siete más cuatro, sabe responder once. Cuando le preguntan la prolongación de la calle Bolivar, se sabe que es San Martín. Sobre la pregunta en sí, le contesto: yo diría el no tomarse demasiado en serio.
¿Qué cualidad prefiere en una mujer?
La indulgencia, la cortesía.
Algo más:
+ "En veinte años he aplazado sólo a tres alumnos porque insistieron mucho para que los aplazase".
+ "De acuerdo, soy un bleff, pero un bleff involuntario".
+ A los 81 años no me queda más remedio que elegir entre el suicidio y la longevidad...
- Y usted eligió la longevidad.
- No, no la he elegido. Mi cobardía la ha elegido. Cuando mi madre cumplió 95 años estaba tristísima. Me dijo: "noventa y cinco años, a quién se le ocurre. Se me fue la mano". Estaba impaciente por morir, ¡claro!

28.11.07

Dos palabras antes de morir

¿Cuál es el don que le gustaría poseer?
Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy.
¿Cómo le gustaría morir?
Bruscamente, hoy mismo.
¿Dónde le gustaría vivir?
Inexplicablemente, en Buenos Aires.
¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?
La indecisión.
¿Cuál es su color favorito?
El amarillo, el único que la ceguera me ha dejado.
¿Cuál es su flor favorita?
Supongo que la rosa, que es símbolo de todas las otras.
¿Qué es lo que más detesta?
Creo que la estupidez y la crueldad, que suelen ir juntas.
¿Qué cualidad prefiere en un hombre?
¿Qué cualidad prefiere en una mujer?
..............................................
Dejo las respuestas en suspenso, ¡para que primero contesten ustedes estas dos preguntas! (y de paso pruebo, a ver si alguien me hace caso...).

27.11.07

Familias de película

Ni muy muy... Ni tan tan...Las familias disfuncionales son más atractivas que las que funcionan como un violín. Tan así es que tienen sus propio género en el cine y en la literatura. Las funcionales se explican por sí mismas. Como pasa con la mismísima felicidad, nada hay que agregar. Sé es feliz y listo. Acaso, ¿quién querría ver una película sobre una familia de manual o leer un libro donde ningún conflicto ponga en juego a los personajes?
Así y todo, hay un prototipo de familia, que de taaaan perfecta, se convierte en paradigma de lo que otras no quieren llegar a ser.
En la familia perfecta:
Los esposos se tratan de "amor", "amore", "gorda o gordo". (Gracias a Dios, no tenemos el "cariño" ni el " honey" o el espantoso "sweetheart").
Circulan palabras tales como: comunicación, diálogo, confianza. Valores que no se discuten, claro, pero que en boca de las perfectas familias se convierten, automáticamente, en el peor de los atributos, a pesar de las proclamas.
Los hijos son: inteligentes, lindos, buenos alumnos, los mejores compañeros, excelentes deportistas. Jamás dejarán una toalla mojada sobre la cama. Y sus zapatos, siempre lustrados, irán de sus pies al ropero y del ropero a sus pies. Novios y novias serán los esperados, y si no lo son, ya se les encontrará la vuelta para que encajen como anillo al dedo y pasen a ser otro motivo de orgullo.
La madre, dedicada, eficiente, buena administradora. En el fondo de su heladera, jamás reposará un tomate machucado y con signos de putrefacción. Las plantas de su jardín siempre parecerán como recién plantadas; no habrá manchas en sus sillones ni bombitas quemadas en sus faroles.
El padre, ¡ah, el padre! Especie de boy scout, siempre listo para lo que se lo mande llamar. Ayuda y ayuda, sin pedir nada a cambio. Tiene su pinta, un buen trabajo, y, lo más importante, es capaz de cualquier cosa por el bien de los suyos. No mira otras mujeres porque ama a la suya, que es la mejor. No le interesan los problemas de otros hijos, porque no entiende de conflictos filiales.

Para alimentar la perfección, la familia realiza encuentros temáticos, viajes "en familia" donde todos juntos escalan montañas, remontan ríos, duermen en carpas, cantan y bailan.
Todos se aman y se declaran su amor.
No hay nada más que decir.
Son familias perfectas.
¿Por qué, entonces, a la mayoría de nosotros nos incomoda tanta perfección?

26.11.07

Diálogo IV

Entro en la librería buscando un libro para regalar; espío el último de Sergio Bizzio, pero no lo compro. Pido una extravagancia, entusiasmada por una reseña de Rodrigo Fresán ..., $110; elijo no arriesgarme. Me decido por una novela de Cheever, traducida por Juan Forn. Y me pongo a conversar con el chiquilín de bachín, que está detrás del mostrador:
- "No vale la pena leer a Bizzio, y me tiene sin cuidado lo que recomienda Fresán, a mí me gusta leer cosas oscuras, dolorosas, densas... Cheveer no alcanza, mucho bla bla bla, pero no se animó a más, hay que leer a Pavese, que se suicidó, ¡eso es literatura!".
Les juro que fue más o menos así (palabras más, palabras menos). Entonces pensé: pobre pibe, lo que le falta y lo que le espera si a esta edad temprana desprecia a Cheever porque no apretó el gatillo.

23.11.07

Buen fin de semana

"Hace poco, sentada a la mesa, me sorprendí repitiendo un gesto de mi madre (...). Es como si citara a mi madre, y la cita me inquieta porque no la puedo controlar".
Sylvia Molloy. Varia imaginación.

Libros que se van acumulando

Ya tengo una torre de libros para leer este verano, cuando el trabajo amaine, la casa se vacíe y se aquieten los tiempos.
Este año, en mi pila no hay clásicos (durante muchos eneros fui leyendo a grandes autores, por eso hoy, para mí, la playa me recuerda a Tolstoi y los bosques del sur a Thomas Mann). Tampoco poetas. Otro año será. Sospecho que el blog propio y la lectura de los ajenos me llevaron por otros senderos. Yo, feliz con el recorrido. Va mi lista:
1) Relatos porteños, Raúl Escari (Pura curiosidad).
2) Dejen todo en mis manos, M. Levreto (Desde que empecé a leerlo, quiero más y más).
3) Narrativa completa, Sara Gallardo (Quedó pendiente de mi lista del año pasado).
4) Señor de la Luz, Roger Zelazny. (Recomendación de Leo. LLP).
5) Diarios de Tolstoi, edición Acantilados. (Recomendación de Flavia. LLP).
6) Derrumbe, Daniel Guebel. (Lo vi y me tentó; me gusta leer a los escritores argentinos que están escribiendo hoy).
7) Ensayos bonsai, Fabian Casas (Por la misma razón, me gusta cómo escribe).
8) Este libro te salvará la vida, A. M. Homes (Porque al anterior, Música para corazones incendiados, me lo devoré en dos días).
9) Querido Dexter, Jeff Lindsay (Recomendación de mi librero, Alejandro).
10) Las Benévolas, Jhonattan Littell (Recomendación de mi librero Fernando y de mi amigo Eduardo).
Y sigue la lista, pero para qué. No nos engañemos, muchos de ellos pasarán a la Lista de libros para leer frente a la chimenea.

21.11.07

El ensoñadero

Hoy, temprano a la mañana, me encontré manejando en medio de hileras de jacarandás esplendorosos, que resaltaban en el fondo del cielo, tan azul como el mar azul.
Dice la filosofía zen que hay que vivir en el presente, aquí y ahora. Es decir: cuando como, como; cuando manejo, manejo. Para mí, en cambio, el auto es como un gran ensoñadero, sólo el brillo recién nacido de los verdes primaverales me instala en el más perfecto presente. Ni el tráfico ni las bocinas presurosas logran sacarme de mi construcción imaginaria. En el auto ensayo el más logrado de los diálogos que, claro, nunca tendré en la vida misma; soluciono la vida de todos los que quiero; recreo retóricamente la mejor de las escenas, ensayo post para este blog o monto una gran puesta, que de tan verosímil justifica mi día. Los días de tristeza cruda, ahí está la música, como perfecta banda de sonido para mis desdichas pasajeras. En el auto pienso, ordeno mis ideas; como si me invadiera, de golpe, una lucidez única, que se escapa una vez que, desde el ensoñandero, detengo la marcha y llego a destino
.

Perla

Perla tiene dos hijos: Alejandro y Vicky. Ale tiene 4 años y nació mientras ella trabajaba conmigo. Cuando a los tres años llegó Vicky, Perla decidió dejar de trabajar, porque las cosas empezaban a complicarse en su casa. Ellos viven en la villa 31, en el barrio ferroviario. Víctor, su marido, paraguayo como ella y hombre trabajador, empezó a tomar en épocas de desempleo para matar las horas en ronda de amigos. Perla es una mujer extraordinaria, bien podría hacer cualquier trabajo: es inteligente, rápida, dueña de una eficiencia sin límites y de un trato más que angelical. Desde que nació Vicky, Perla se las rebusca; puso un kiosco, prepara almuerzos económicos para los trabajadores de la zona, está con sus hijos.
Hace apenas unos días, ella decidió dejar su barrio y se mudó a lo de una cuñada en el Bajo Flores. Ya no puede pelear con lo que ve, día tras día, en las puertas de su casa, en su calle y en su barrio. Chicos y chicas, casi niños, drogándose a la vista de todos. Los hombres (entre ellos su marido), emborrachándose no ya por la falta de trabajo, sino porque se les ha hecho costumbre. Perla siente que ahí no puede educar a sus hijos, porque el entorno, tarde o temprano, terminará arrebatándoselos. Tampoco sabe qué hacer para ayudar a esos casi niños que, día a día, ve desmejorados y como apagándose, sin contención ni modelos. Tampoco quiere que sus hijos jueguen en la calle o en el arenero del lugar, porque vuelven picados, repletos de ronchas y sucios de tanta mugre. A pesar de todo, Perla tiene proyectos, sueña con una vivienda donde poder vivir con Víctor (que le ha jurado que no volverá a tomar) y educar a sus hijos.
Yo, mientras converso con ella, pienso que es una mujer admirable y que se merece una mejor vida. Ella sabe que cuenta conmigo y con toda la gente que la quiere, pero también sabe que tanto su vida como la de sus hijos no será nunca fácil.
Al rato nos despedimos, con promesas de hablar en estos días. Esa misma noche, mientras miro el noticiero, veo una publicidad de Felipe Solá: muy orgulloso, nos dice que nos deja una provincia en pie.
No creo que Perla piense lo mismo.

19.11.07

Leo que ha salido un nuevo libro de Robbe-Grillet, tan, pero tan pornográfico, que se vende envuelto en un plástico negro: sadomasoquismo, crueldades y depravaciones que han escandalizado a los lectores franceses.
Por un lado, me pregunto que puede decir este hombre de 85 años que ya no haya sido dicho. Y por otro, pienso en lo difícil que es escribir literatura no ya pornográfica, sino erótica, y en cómo ha ido cambiando -si es que ha cambiado-, la forma en contar la intimidad.
"Con valor y paciencia se superan los mayores obstáculos. Es una locura pensar que se deba, en la medida de lo posible, desflorar a una jovencita con un miembro muy pequeño. A mí me parece, por el contrario, que una joven virgen debe entregarse a los aparatos más grandes que pueda encontrar, para que, una vez rotos los ligamentos del himen con mayor rapidez, puedan definirse rápidamente en ella las sensaciones de placer. Es verdad que, una vez acostumbrada a este régimen, le costará mucho adaptarse a otro mediano; pero, si la joven es rica, joven y bella, encontrará el tamaño que desee. Que se atenga a ello".
La Filosofía en el tocador. El Marqués de Sade.
"C. volvió a estremecerse al darse la potente e inexorable entrada del hombre en ella, una entrada extraña y terrible. Hubiera podido ser como la penetración de una espada en su cuerpo suavemente abierto, y entonces, ello hubiera significado la muerte. C. impulsó su cuerpo contra el hombre, impulsada por la brusca punzada del terror. Pero aquello se transformó en una oscura penetración de paz.
El hombre dejó caer la camisa al suelo y se quedó quieto, mirándola. A través de la ventana se coló un rayo de sol que ilumino los muslos del hombre, su vientre aplanado y su falo erecto, que se alzaba oscuro y ardiente, saliendo de la vívida nube de vello dorado rojizo. C. quedó sobresaltada y atemorizada". El amante del Lady Chatterley, D.H. Lawrence.
"Entonces me siento un imbécil, un perdedor, porque no puedo evitarlo, termino antes que ella, apenas comenzaba y ya me he rendido como un pobre diablo, he colapsado con muy poca hombría. Aunque trato de prolongar el combate, quedo inerte y abochornado por tan torpe exhibición de mis dotes amatorias". El huracán lleva tu nombre, Jaime Bayly.
"Al mismo tiempo, sentía que mientras unos dedos le tironeaban del pelo, las yemas y uñas de otros se le clavaban en las sienes, provocándole dolor. Hubiera querido liberarlo del pantalón y empezar allí mismo a succionarlo, pero la presión de los dedos en las sienes y en el cuello, y la fuerza de su lengua -chiquita y sana como la de un bebé, pensó- estaban precipitando ese orgasmo que ella había esperado alcanzar recién en el momento en el que el hombre eyaculara en su boca". Vivir afuera, R. Fogwill.
"Ella no se movió. Lo que más temía era que la mano parase, que se hiciese más tímida, que se alejase. Ella tenía deseos de moverse, para poner la pierna un poco más apartada, más separada de la otra, de forma que los dedos llegaran a esa piel interna, más sensible que la de los muslos". Diarios de Anais Nin.
"Él te sembró toda la piel de quieros / y quiero a quiero calentó su piel / desabrochó tu soledad por dentro / de un solo quiero y de una sola vez. / Él te sembró toda la piel de quieros, / quieros enteros que mordía él, él, él. / Su boca encinta de un misterio bravo / diez hembras hondas te empujó a crecer, / porque en tu pelo y tu silencio largos / veinte varones él sabía ser". Balada para él, Horacio Ferrer.
"Apenas él le amalaba el nema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionars de cara al nóvalo. (...) En un momento, ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los extrayuxtaba y paramovía... (...)". Rayuela, Julio Cortázar.
"Se miran / se presienten / se desean. / Se acarician / se besan / se desnudan. / Se respiran / se acuestan / se olfatean. / Se penetran / se chupan / se demudan. / Se adormecen / se despiertan / se iluminan (...)". Espantapájaros, Oliverio Girondo.

16.11.07

Buen fin de semana

"¿Vive el que escribe un diario, o solamente escribe un diario?".
(Alan Pauls).

Agrego: ¿Vive el que escribe en un blog, o solamente escribe en el blog?

14.11.07

En tela de juicio

"No hay como el cine para ver una película".
No quisiera sonar nostalgiosa, pero díganme si no: ¡ya no se puede ir al cine! Por lo menos, no los fines de semana, pues uno se encuentra con un sinfín de obstáculos.
Un pochoclo por acá; una pizza con peperonis por allá. ¡Ah! si hasta uno extraña el ruidito del papel de celofón del caramelo... porque se pelaba y ¡chau!, en un instante terminaba el martirio. Ahora hay que soportar los baldes interminables de popcorn, porque con el nuevo hábito vino el nuevo nombre. Joder. Se me dirá que los baldes de palomitas de maíz abundan en películas pochocleras. Ya no. Hoy dicen presente hasta en las iraníes, en esas en las que casi no hay diálogo, solo, por ejemplo, un bote que avanza lento por un río oscuro, con el único sonido del ruido de remo atravesando el agua. Al plam, plam, plam del movimiento del agua, hay que agregarle el crac, crinch, gruacc, brrruanch del acaramelado maíz pisingallo, pues nadie le enseño a nadie cómo deben ir al rescate del de arriba, en lugar de revolotear por los bajos fondos.
Si no es el crunch cranch, puede que nos invada el olor fuerte de los tacos mexicanos, o el salame hipergraso de la pizza derretida y tibia.
Los celulares suenan (tiririririri, uuuiii, pinpinpin, uaiuai, lalala, leleli); la gente contesta y entonces el: "No, nene, mañana no puedo, tengo fútbol, llamalo al chango, y te dejo porque estoy en el cine".
¿Quien recuerda ese silencio sacrosanto, ese hablar apenas en murmullos no bien uno avanzaba por el pasillo en busca de la mejor ubicación?
Dentro de poco, la gente irá al cine con pantuflas y la mantita del sillón al hombro, para sentirse 100% como en casa. El problema es que ¡no estamos en nuestra casa!
¡Estamos en el cine!
Shhhhhhh...

12.11.07

En el nombre del Padre

Es muy probable que muchos escritores se acerquen a la escritura casi como un intento por acercarse al "padre". No en vano, es uno de los temas más presentes en la literatura. No recuerdo tantos autores o relatos ligados a la figura de la "madre".
Algunos autores en rotundo conflicto con el padre (si se acuerdan de otros, serán bienvenidos):
1) KAFKA: "Querido padre: una vez me preguntaste por qué te temía, como de costumbre, no supe qué responderte": así empieza la famosa Carta, donde se pone en juego la fuerza del padre y la debilidad subjetiva del hijo. Hay quienes dicen que este antagonismo tenso y trágico, estos sentimientos hostiles, fueron agigantados por Kafka, casi como una excusa para expulsar sus propias debilidades.
2) DOSTOIEVSKI: Hijo de un hombre estricto y huraño. Durante toda su vida quiso probar que nada tenía que ver con su padre; odiaba de él su ausencia de piedad. Después de su muerte, lo abrumó la culpa por no haberlo amado y por no haber querido parecerse a él. Los hermanos Karamasov es uno de los libros más fascinantes que leí: tres hermanos en diálogo universal con el padre.
3) MARTIN AMIS: Ser escritor y, además, hijo de un escritor famoso (Kingsley Amis) no es fácil, y mucho más, cuando el mismísimo padre confiesa una y otra vez que no le gustan los libros de su hijo. En su precoz autobiografía, Experiencia, los capítulos dedicados al padre y, especialmente, a la vejez y enfermedad de su padre, son terriblemente conmovedores.
4) PAUL AUSTER: Escribió La invención de la soledad apenas se enteró de la muerte de su padre: "Mi padre ya no está, y si no hago algo de prisa, su vida entera se desvanecerá con él". En el libro, Auster comienza con su muerte y página a página, va desandando el camino hasta la vida, buscando los rastros de ese padre que estuvo siempre ausente, como padre y como hombre, desde el exacto principio y hasta el último día.
5) CHARLES BUKOWSKI: Dicen que empezó a conocerse a sí mismo a través del rechazo de su padre. Dicen que le pegaba, para que alguien pagara por su mediocridad y falta de talento. Dicen que Bukowsvi mantuvo su furia, su rebeldía y sus propias frustraciones agazapadas hasta el momento en que empezó a escribir, no con la cabeza, dicen, sino con la sangre.
6) JAZMINA REZA: Una desolación, terrible historia de un hombre ya anciano que, mediante un monólogo alocado, le reprocha a su hijo la forma en que ha malogrado su vida, tanto, que llega a decirle: "Hubiera preferido un hijo criminal o terrorista, antes que un militante de la felicidad".
7) GUILLERMO SACOMMANO: Ya el título lo dice todo: El buen dolor: "Durante los 19 años que duró su enfermedad, una y otra vez escribí sobre mi padre. Casi siempre, uno escribe sobre lo que ignora, persiguiendo develar un misterio. Se escribe buscando una explicación. Y se encuentran sólo incógnitas".
8) FEDERICO JEANMAIRE: Uno de los libros más sentidos que leí. Otra vez el padre. Otra vez la enfermedad y la muerte. Pero en la novela y en la vida de Jeanmaire, y en la relación con su padre, hay encuentro, hay reconciliación, hay amor. Después de este libro, Federico escribió Patria, donde, entre otros temas, pone sobre la mesa la relación con su hijo, relación construida sobre la base de ese amor reconciliado.

11.11.07



Parece que con el ángel eléctrico tuvimos la misma idea: salir a sacar fotos de los jacarandás; pero en el camino, tanto él como yo, nos encontramos con estos lindos ceibos. Mis fotos son del Rosedal, de Palermo. El ángel anduvo volando por Santa Fe.

10.11.07

¿Buen fin de semana?

"Al este y al oeste, llueve y lloverá; una flor y otra flor celeste, del jacarandá".
(¡Ramón Ortega y María Elena Walsh!).
Foto: Cora Burgin

9.11.07

Esta mujer no deja de sorprenderme: baja las escaleras al grito de: "¡Mirtha, para tooodos!". Se viste de un rosa tan rosado que ni una niñita se atrevería. Mirando sus propias piernas dice, imperturbable: "Chiqui, ¡qué piernuchas!"; y cuando muestra, orgullosa, su vestido, cada dos por tres, exclama: "!Ay, Chuiquita, qué ¡chenchuuuale!". Hace unos días, miró fijo a un notero y le exigió: "¡Sáqueme bien, que soy una muy linda señora!".
¡¿¿Cómo se hace para tener la autoestima taaaaaaan alta???

7.11.07

Los derechos del lector

1) El derecho a no leer.
2) El derecho a saltearnos las páginas.
3) El derecho a no terminar un libro.
4) El derecho a releer.
5) El derecho a leer cualquier cosa.
6) El derecho al bovarismo.
7) El derecho a leer en cualquier sitio.
8) El derecho a ojear.
9) El derecho a leer en voz alta.
10) El derecho a callarnos.
Danniel Pennac dice que para evitar enfermedades de transmisión textual, hay que hacer uso de este decálogo. Si tuviera que elegir uno o dos, me quedaría con mis derecho a saltearme páginas (no sé por qué, nadie me lo enseñó) y a no dar cuenta de lo leído, porque no hay lectura sin intimidad.
Lo único que importa es cómo se vive, cómo se mira, después de leer.


Ni muy, muy...
(Circo del sol, en el barrio).


Ni tan, tan...









Cirq du soleil, en el mundo.
Foto: Magadalena Sorondo.

5.11.07

Piropos: Adhesiones y Aversiones.

Si quisiera decirte lo más bello que evoco
usaría tu nombre si no te ofendes por el piropo
(Jaime Ross)
Qué falta de respeto, que atropello a la razón, me dijo mi profesora de inglés sudafricana en medio de una clase, cuando hace años le conté que en nuestro país el piropo es el pan de cada día. Claro que la rubia sajona poco sabía del pesimismo discepoleno, pero sus ojos asombrados no podían creer lo que yo, mujer latina y extraña, le estaba contando. Que no, que los buenos piropos se agradecen con sonrisas. Que no, que nadie se enoja si lo que se dice no ofende.
Hay quienes sostienen que a partir de una edad, las mujeres se vuelven transparentes; ya nadie las mira pasar. Lejos de esta crónica de una muerte anunciada, debo decir, mujeres argentinas, que ese momento nunca llega. Siempre habrá un roto para nuestra femineidad descosida. Y sin no me creen, pasen y vean. Pasen, nomás, por delante de una obra en construcción, entren a un taller mecánico, o busquen entre la multitud a aquellos piropeadores profesionales, que no descansan ni de noche ni de día. En caso de extrema necesidad, y cuando ni desde las zanjas los zanjeros nos silben bonito, no hay más que salir a caminar por zona de camiones. El camionero no defrauda: oiremos una y otra vez esos bocinazos deliciosos, cuyo texto dirá lo que nosotros querremos que diga, porque esos ojos nos verán con otros ojos que los nuestros.
Ahora sí: afuera quedarán los piropeadores agresivos, los que nos miran, farfullando por lo bajo, y los excesivamente descarados, que de tan aduladores se vuelven mentirosos. Un poco de esmero, ¿será pedir demasiado?

2.11.07

Buen fin de semana


"Cuando pienso soy un genio, cuando escribo tengo talento y cuando hablo soy un tonto".
Vladimir Nabokov

31.10.07

Reírse de la muerte

Leo estas reflexiones de Borges sobre la muerte y me río con él:
El concepto de Dios es la máxima creación de la literatura fantástica.

La idea de la muerte me sugiere una gran esperanza: ¡pensar que voy a cesar!

Cuando mi madre cumplió 95 años, me miró y exclamó: "¡Caramba, 95, me parece que se me fue la mano!", como si se sintiera culpable de haber vivido tanto.

Pedro Henriquéz Ureña tenía una cátedra en la Universidad de La Plata y tomaba siempre en tren en Constitución. Un día, el tren se le iba, y él corrió. Lo alcanzó, se sentó y se puso a conversar con un amigo. En realidad, el otro se puso a conversar y él nunca contestó: se había quedado muerto de un ataque al corazón. Murió cumpliendo su destino pedagógico. ¡Es una linda muerte!

Un gramático francés murió en su ley; al morir, dijo algo así como: "Yo muero, pero puedo decir también yo me muero". O sea, murió siendo un gramático, y esto es una muerte propia.

Me llama la atención que la gente piense: "Voy a morirme y el mundo seguirá andando...". Nadie piensa: "qué horror, yo no existía durante el sitio de Troya". Si no nos duele no haber estado presentes en la Guerra de Troya, qué nos importa saber que no estaremos presentes en las próximas guerras.

29.10.07

yo, yo, yo, yo, yo, yo
Entre tanta gente adicta al yoísmo, los escritores se apuntan en los primeros puestos. Pero como justamente, por ser escritores son grandes embaucadores, nunca sabremos si la "Literatura del yo" es pura autobiografía o sólo un recurso efectivo para narrar y narrarse.
Yo (sí, ¡yo!) como lectora, caigo presa del narrador en primera persona, aunque el libro todo rebose de yo, me, mi, conmigo. Me seduce el cómo, más que el qué y, de la mando de ese monólogo narcisita, entro en una contundente intimidad con el autor. Puedo rescatar en cada historia, ficcional o no, el común denominador autobigráfico que atraviesa las vidas de cada yo y de cada tú.
¿Habrá "yoes" más dignos de ser contados que otros? No para Vivi Tellas, cuando decidió parir el ciclo de teatro Biodrama, que no deja duda, ninguna duda, de que cualquier vida anónima puede convertirse en literatura si hay una historia, si hay un relato que puede contarse.
Y pienso entonces, (¿cómo no?) en los miles de blogs donde "yoes" desconocidos, sin nombre ni apellido, circulan por el ciberespacio, buscando un lugar desde donde pensar, decir, conversar, entrar en diálogo con el mundo.
Yo los leo,
tú los lees,
él los lee,
aunque sepamos poco y nada, de ese yo que nos convoca a conversar con él.
Foto: Alejandro Guyot.

26.10.07

Ni muy muy...
Ni tan tan...

En tela de juicio

"El mundo de la moda ama el negro porque es el color más seductor".
No sé el mundo de la moda, pero sí sé por qué las mujeres amamos el negro: ¡porque es práctico!
Una de las máximas que pretendo dejar marcada a fuego en mis hijas, como San Martín a su hija Merceditas, es la siguiente: "Si descartas todas las prendas de tu ropero, porque sientes que nada te favorece ese día, prueba con algo negro y saldrás airosa".
Por lo tanto, digo, con la seguridad que me da el haber transitado este camino, que el color negro no es para nada el color de la seducción, sino el comodín perfecto de las mujeres indecisas.
El vestido negro (según una especialista en moda que escribió hace unos años un libro sobre el tema) se define por aquello que no es: no es suntuoso, no es llamativo, no es incómodo, no es un color indiferente.
En otras épocas, vestirse de negro tuvo connotaciones oscuras, fue el color del pecado y de lo sobrenatural. Se visten de negro las monjas, los ermitaños, los eruditos, los abogados. Hace muchos años, los oscuros no resaltaban entre el resto, más bien se fundían en una única negrura. Pero a la aristocracia, en el siglo XVII, se le ocurrió usar colores suaves, y dejó al pobre negro pegado a la idea de austeridad, de falta de gracia.
Después surgió el color del luto, como la negrura severa de la señora Bernarda Alba.
Lo adoptaron también los románticos para potenciar sus languideces.Ya en el siglo XX, y con la crisis económica de los años 30, una mujer vestida de negro era sinónimo de elegancia y de modestia; no eran tiempos de andar ostentado. En cambio, las décadas de los cuarenta y de los cincuenta brilló como el más festivo de los colores; lo usó Edith Piaf, lo usaron los beatniks en sexys poleras, y todo aquel que quería reflejar el estado de su interior de caverna. La época del punk rock lo instaló, con toda su furia y como único posible, en los setenta.
Hoy, nosotras, mujeres modernas y urbanas, lo usamos ... porque es práctico y amigable: si no sabés qué ponerme, ¡avanti con el vestidito negro!

(Perdonen, hombres, esta digresión tan profunda).