30.8.10

A la intemperie


Si de mí dependiera, propondría no digo el Día, sino la Semana de la Sinceridad.
Apenas siete días. Ni uno más.
Siete días sin engaños, desde los más inocentes hasta aquellos, descarados.
De un lunes hasta el otro lunes, el diario La Nación no podrá anunciar su 2 x 1 para el teatro con tanta liviandad, deberá decir la verdad de la milanesa; si usted quiere 2 x 1 llame ya (literalmente: ¡ya!). Listo, si no llamó, perdió, hay dos cupos por espectáculo. Ni uno más.
Los carrefoures, jumbos, discos y cotos deberán sincerarse: junte puntos, venga para acá, total, cuando llegue a los 7000 las sábanas a las que usted les echó el ojo ya no estarán. Y a nosotros qué nos importa, lo importante es que usted vuelva y vuelva y vuelva una vez más.
Que las publicidades dejen de prometer lo que es obvio que no darán.
Que el médico confiese que no sabe ni por dónde empezar; que el psiquiatra no esconda sus fobias; que el mecánico se anime a decir y yo qué sé.
Que nadie ose insinuar que la vejez es sólo una etapa más de la vida y que envejecer tiene sus privilegios.
Que Tinelli vomite todo su desprecio hacia ese público al que engaña sin piedad.
Deseo con toda mi alma saber lo que siente y piensa cada político, uno por uno: a ver, pase usted.
Que den cuenta de cada peso que tienen, que sepamos todos cómo lo ganaron y en qué lo gastaron.
Que Aníbal Fernández hable con verdades. Que Moreno no se esconda para patotear. Que sepamos todos qué pasó entre Clarín y los K. Que Papaleo responda todas las preguntas. Que ni TN ni Diego Gvirtz seleccionen sólo los que les conviene contar.
Y después, que griten la verdad los ancianos, los presos, los chicos de la calle, los atropellados, los utilizados, cada maestro del norte y del sur, el peatón, el consumidor, los enfermos, los gobernados, los pobres diablos, los engañados.

Foto: Oscar Pintor.

27.8.10

Cita de fin de semana (y perdón por el recuerdo)


"La represión que se desató contra las organizaciones sociales y políticas de izquierda, en general, y contra las armadas, en particular, después de la breve "primavera democrática", partió, en primer lugar, de la derecha del movimiento peronista, ligada con importantes sectores de las Fuerzas Armadas".

"En octubre del 73 comenzó el accionar público de la triple A. La organización estaba dirigida por el ministro de Bienestar Social, José López Rega, claramente protegida por el gobierno. En su carácter de grupo paramilitar, se dedicó al asesinato de toda militancia de izquierda que tuviera una actividad política pública, aunque no estuviera claramente con las organizaciones guerrilleras".

"La violencia no fue privativa de la guerrilla. Al inicio de la década de los setenta, muchas voces, incluidas la de políticos, intelectuales, artistas, se levantaron dentro y fuera de la Argentina, en reivindicación de la violencia. Entre ellas tenía especial ascendencia, en ciertos sectores de la juventud, la de Juan Domingo Perón, quien aunque apenas unos años después llamaría a los guerrilleros "mercenarios", "agentes del caos" e "inadaptados", en 1970 no vacilaba en afirmar: "La dictadura que azota a la patria no ha de ceder en su violencia sino ante otra violencia mayor". "La subversión debe progresar". "Lo que está entronizado es la violencia. Y sólo pude destruirse por otra violencia". El líder reconocido y admirado aprobaba calurosamente el uso de las armas en ese momento, ya que eran favorables para su proyecto de retorno al país".

"La AAA fue el embrión de lo que poco después sería el terrorismo de Estado y el Plan Cóndor. Inauguró la práctica de "desaparición" de personas".
Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70.
Pilar Calveiro.
(Apenas algunos subrayados. Continuará..., pero pueden pasar sin leer ni comentar).

25.8.10

Un nuevo verbo para conjugar


Algunos amigos no entienden qué les veo a los blogs, a facebook y a twitter, y se preguntan cómo tengo tiempo, en qué momento me siento en la computadora. Por mi lado, yo me pregunto cómo es que ellos no, ¿acaso hay alguien que no está unas cuantas horas por día frente a la pantalla? Es así, les digo yo: trabajo... y espío los nuevos post de amigos blogueros o los comentarios que dejan acá. Trabajo... y me doy una vuelta por facebook, como quién sale de paseo por el vecindario. Sigo trabajando... y al twitter, a ver qué pasó hoy.
Pero la verdad es que yo también me lo pregunto.
Quizás, sólo quizás, sea temor a quedarme fuera del hoy o, quizás, (sólo quizás) se trate de una manera de permanecer en el mundo. Como si lo actual me sacara de la melancolía. Como si la coyuntura, lo que es y lo que está me obligaran a pisar tierra. Tierra firme, o puro fango, lodazal, enchastre de barro y arena, pero tierra al fin.

Cierto es que a los demasiados libros se les han sumado ahora los demasiados links.
"El exceso de información paraliza", dijo hace unos años Umberto Eco, ¿será que ya superamos la paralización? Por lo menos yo me he puesto canchera, puedo decidir qué leer y qué no. Al fin y al cabo, se tarda lo mismo que se tarda frente a la góndola para decidir si comprar este, ese o aquel jabón en polvo. Se aprende a clavar la mirada allá donde debe ser clavada. También se aprende a recorrer un texto a vuelo de pájaro aunque, al mismo tiempo, se desaparende el arte de leer despacito, suavemente, casi en cámara lenta.

Mi último descubrimiento ha sido Twitter. En 140 caracteres, ni uno más, habrá que decirlo todo. Se ponen en juego, entonces, la creatividad, el esmero, el valor de cada fonema lanzado al mar.


Debo decir que recién en estos días le estoy pescando la vuelta: el pajarito es una especie de aglutinador de redes, de picoteador de intereses, de vocero azul de las últimas noticias.
Hay de todo, como en el bar de la esquina. El que twitea sin parar, verborrágicamente; el calladito, pero que cuando teclea hace cacarear al pajarito hasta convertirlo en pajarraco; el gracioso, la chismosa, el que todo lo comparte, el hiper informado.

Mis preferidos hasta ahora, apenas días de abrir una cuenta:
Pablo sirven, porque no es como yo pensé que era. Me descolocó. No es un señor serio que odia a Tinelli (como yo). Es bastante ingenioso y twitea sin parar.
Fernanda iglesias, mujer ocurrente por demás. Apenas si la conocía y no me simpatizaba, pero sus twiteos me hacen reír. Embarazada, nauseabunda y chimentera, tiene todo el tiempo del mundo para ver y contar.
Jorge Asís, Lucas Carrasco, el genial Jotafrisco, mi amigo provisorio galois. Periodistas, políticos, presidentes: todos ahí, encerrados en tweeteos constantes y sonantes.
Dijo un comunicador muy pavote que Twitter es el lugar donde se juntan los adolescentes tardíos. Me río de su decir, tan luego él, el más tardío de los adolescentes. Otro periodista es contundente: las redes sociales redefinieron no los modos de sociabilidad, sino los modos de perder el tiempo, cosa que, al menos, tiene su gracia y resulta un tanto provocador.
No sé si redefinieron la manera de comunicarnos, pero sí nos brindaron un nuevo soporte, una novedosa plataforma desde donde poder decir hola que tal.

23.8.10

Barrio que tenés el alma inquieta


Vivo en una zona que crece y crece. No para bien, debo agregar, porque mientras las avenidas se ensanchan, los pajaritos ya no cantan como antes.
Hay más semáforos, más autos, más ruido.
Pero algunos beneficios tiene: la panadería a dos o tres cuadras, el supermercado a cinco o seis. Día a día aparece de la nada un nuevo local; hombres trabajando que pintan e instalan estantes y carteles. Qué vendrá, me pregunto yo, con la ilusión puesta en una serie de ojalás.

Grande (enorme) es mi desilusión cuando veo que ese nuevo local con aires de modernidad resulta ser ¡una pinturería!, es decir, latas y latas de latex y acrílicos en fila, bien ordenados, de menor a mayor. Más aburrido, imposible.

Si no es una librería, al menos una perfumería, pienso, una casa de comidas para llevar, una mercería como las de antes, un lindo bar donde tirar el ancla a media mañana. Pero no. Más y más bullicio para nada.
Solo me resta contarles mi estupor de la otra tarde cuando descubrí de qué se trataba ese nuevo boliche que tuvo hasta hace unos días un cartel de "próximamente: inauguración".
Y ahí está: caños de metal, campanas, codos color plata. Una zinguería, ¡por favor!

21.8.10

Fogwill

En la Boutique del Libro, hace un año.
Foto: Magdalena Sorondo.

20.8.10

A modo de Buen fin de semana*


"Yo empecé a escribir a los nueve años, imitándolo a Lugones".

"Las letras de tango son misteriosas. Vos te levantás un día y las letras te aparecen solas, es una memoria involuntaria". ("Cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás...").

"No me llama ir a Madrid, hay una cuestión de lenguas, el primer gilipollas que encuentro en las traducciones me desubica":

"Le preguntaron a Malraux qué era para él el poder, y decía: "Estar decidido a eliminar al contrario".

"No me gustan los perros porque se envalentonan cuando intuyen que el otro le tiene miedo, dijo Joyce".

"Los modelos están, pero cuando la cátedra o la institución los esclerotiza, no sirven para nada".

"La ensalada rusa que tengo yo es arlteana. Mi obra está cruzada por Arlt, Discépolo, las letras de tango, Dante... ¿y si toda nuestra literatura fuera una mezcolanza".

Mezcolanza, Leónidas Lamborghini

*A todos: se acabó la lluvia; gracias por aguantar esa foto lluviosa por tanto tiempo. El lunes retomo a la vida bloguera. ¡Gracias por el aguante!