31.3.10

Buen fin de semana largo

Borges y el sonido de las cosas:

La luna:

"Yo diría que la voz griega Selene es demasiado compleja para la luna, que la voz inglesa moon tiene algo pausado, algo que obliga a la voz a la lentitud que conviene a la luna, que se parece a la luna, porque es casi circular, casi empieza con la misma letra con que termina. En cuanto a la palabra luna, esa hermosa palabra que hemos heredado del latín, esa hermosa palabra que es común al italiano, consta de dos sílabas, de dos piezas, lo cual, acaso, es demasiado...".

Los adjetivos:

Decía Borges algo, más o menos así:

Tal persona es linda e inteligente: muy definitorio.
Es inteligente y simpático: no dice nada.
Es inteligente, y un poco malicioso: acá está la diferencia entre periodismo y literatura.

Los absurdos:

La palabra "rápidamente": el concepto no corresponde con ese "mente" que obliga a arrastrar la palabra, y a detenerse. En cambio "quickly" no es una palabra absurda.
Jorge Luis Borges. (Lo que está entre comillas es textual; el resto, mi recuerdo de haberlo leído, no sé dónde... esa es la verdad).


¡FELICES PASCUAS para todos ustedes!


29.3.10

Palabras de correctora, en cada devolución


Cliente: ¿Por qué agregaste este nombre?
E.: Porque acá me parece que hay que recuperar el sujeto; quedó muy lejos, casi en la página anterior, el lector puede confundirse.

Cliente: No entiendo por qué algunos "aun" tienen tilde y otros no.
E.: Sí, es un lío, lleva tilde cuando significa "todavía"; no lo lleva en el caso de "aun cuando", "incluso"...

Cliente: A ver... acá, ¿por qué cambiaste este párrafo? ¿¿Está mal??
E.: No, no, está muuuuy bien. Lo que pasa es que se repite mucho la palabra "todo"; al suprimir una o dos, tuve que cambiar un poco la oración. Si no te gusta cómo quedó, podemos probar otras maneras ...

Cliente: Acá me mataste, "el tranvía corría por la vía al mediodía", ¿cuál es el problema?
E.: Bueno, hay tanto "ía, ía, ía". Ojo con las rimas, quedan feas. (glup).

Cliente: Con la puntuación me hice un lío... ¿ésta coma no va? A mí me parece que sí, fijate.
E.: Y, no. No va la coma entre verbo y objeto directo. Ni entre sujeto y predicado. A menos que el sujeto sea muy largo, con proposiciones...
Cliente: ¡Ah, bueno, che! no es para tanto...
E.: Es tu decisión, es tu texto, podés hacer con él lo que quieras...

Cliente: ¿No era que que la conjunción "o" va con tilde, eh?
E.: No, sólo cuando está entre números, y hasta en este caso ya se está dejando de usar.

Cliente: Veo que cambiaste todos los guiones de diálogo...
E.: Sí, los reemplacé por la raya. El guión es otra cosa, se usa, por ejemplo para los años: 1986-87; para separar palabras en sílabas o al final de un renglón, para algunos apellidos: Vila-Matas, por ejemplo. Pero para los diálogos se usa la raya, ¿ves? está acá en tu teclado...
Cliente: Ah, mirá vos..., ¿Alt cuánto?

Cliente: Acá no veo qué está mal. ¿Cambiaste "Hay una influencia y beneficio recíproco para ambos"... por "Hay una influencia y un beneficio recíprocos"?.
E.: Es un problemita de concordancia: "recíproco" tiene que ir en plural, fjate, el antecedente es tanto "la influencia" como "el beneficio". Y el "para ambos" está de más, es un pleonasmo, con "recíproco" alcanza y sobra.

Cliente: ¿Y esto?
E.: ¡Uy!, perdón, se me pasó, es una errata, ya la arreglo (GLUP).

Cliente: veo que me juntaste estas palabras, pero ahora el corrector de Word me las marca en rojo...
E.: Ignoralo, pasa que el prefijo siempre va unido a la palabra. No es "contra", espacio, "revolución", sino "contrarrevolución"; no es "pre natal", sino "prenatal...".

Cliente: ¿y este verbo? ¿¡está mal!?
E.: Vos viste cómo son los gerundios, nos resultan cómodos cuando escribimos, pero si los usamos mal, mejor cambiarlos. Es muy fácil.
Cliente: Pssss, pero quién se va a dar cuenta de que ese gerundio está mal, sólo vos...
E.: bueno, si quéres dejalo, pero si tu idea es que el libro quede im-pe-ca-ble, ese gerundio... ¡vuela!

Dos respuestas posibles de dos clientes probables:

1) ¡Gracias!, ¿cómo mejoró mi libro, ¡qué maravilla, estoy feliz!
2) Bue... ¿cuánto te debo?

* Recomendado: Cómo corregir sin ofender, Pablo Valle.

26.3.10

Buen fin de semana


* Un hombre cree enamorarse de una mujer, pero descubre que se enamoró de una amiga a quien esa mujer imita.

* Para qué cambiar de amante si toda persona es una creación de desavenencias y de unión. Repetimos siempre los mismos errores y los mismos malentendidos.

* Es difícil no mirar el mundo como si fuera un film cuando funcionan la radio del automóvil y la luz roja del semáforo.

* Qué feos se ponen todos los no fotogénicos.

* Me indigestan los versos. La prosa, en cambio, me produce un diferente estado de exasperación, de impaciencia.

Ejércitos de la oscuridad, Silvina Ocampo.

25.3.10

Algunas reflexiones de las que puedo arrepentirme de haber subido acá en un rato


Estoy cansada de que de un lado y del otro me vendan una realidad editada, con resaltados en amarillo fluorescente y subrayados a media página.
Ya no creo en nada ni le creo a nadie, salvo a algunos pocos porque los conozco y porque puedo dar fe de sus intenciones y capacidades, como Toty Flores, por ejemplo, al que cada tanto Artemio López intenta desprestigiar sin argumento alguno. Él es mucho mejor persona de lo que el sociólogo supone.
Ayer, cuando vi llegar a dos de mis hijos que venían de la Plaza, no me sorprendí ni un segundo cuando les pregunté si por casualidad se habían encontrado, y ellos, agotados, tranquilos, me contestaron que no, que claro que no, porque las agrupaciones en las que cada uno milita se pelean: cuando una ingresa en la Plaza, la otra se retira. Cierto que son hermanos y que hay amor entre ellos, tanto, que ahí estaban, cada uno con su remera identificatoria, conversando y contándose las propias impresiones.
Pero no quiero desviarme de lo que en realidad necesito decir, aunque me de un poco de miedo. No miedo al poder, por supuesto, yo no soy nadie. Miedo a los insultos, sí, y a las malas interpretaciones.
No soy de derecha, más bien siempre me sentí cerca de la izquierda, aunque me pregunto que importancia tiene definirse y definir cuando lo que de verdad cuenta es qué país quiere cada quien, para qué se trabaja y con qué sentido se vive.
No voté a K porque en aquellos años era poco lo que sabía sobre él. Un buen amigo que vive hace tiempo en Puerto Deseado, hombre de una integridad y de una hombría de bien admirable, me había hablado sobre la forma de gobernar de los K. De Néstor y de Cristina. Ese alerta fue suficiente para mí, pero confieso que los primeros meses de gobierno kirchnerista lograron entusiasmarme: lo que habían hecho con la Corte Suprema, supuse yo entonces, era apenas la punta del ovillo de lo que sería el comienzo de un nuevo y renovado modo de gobernar.
No voy a relatar mi camino hacia el desencanto, porque el entusiasmo duró apenas un suspiro.
Si bien estoy de acuerdo con muchas medidas del Gobierno, no puedo, por más que quiera, sentirme parte del grupo que los apoya porque en la mayoría de los casos, además de que no me gusta la manía de chumbar, me resulta imposible aceptar ciertas conductas.
Es verdad que un proyecto de país no se pone en marcha sin rispideces y desencuentros, ni que se llega a destino en un santiamén. Pero así, a los gritos, a fuerza de chicanas y mentiras, no se podrá jamás construir un país como el que yo sueño.
Tampoco me siento en la misma vereda con respecto a los Derechos Humanos. No puedo evitar cierta confusión interna cuando los escucho adueñarse (sí, por qué no usar esta palabra que circula tanto en estos días) de una reivindicación que empezó en épocas de Alfonsín, a pesar de sus luces y sus sombras. Memoria, sí. Justicia, también. Porque sin memoria y sin justicia jamás superaremos esos años negros, que nunca más deberán volver. Pero para eso tenemos que sumarnos en el mismo deseo, convencernos, si es necesario, dejando de lado las polarizaciones que nos enredan hasta el punto de la exacerbación.

Tampoco puedo, ni por un instante, acordar con el engranaje político cada vez más encastrado de los poderes del conurbano bonaerense, porque sería decirle sí a ése más de lo mismo que desde hace años vengo repudiando.

No me alcanza sentir a veces que los enemigos de los K son también los míos o acordar en la necesidad de un Estado con más presencia, porque el Estado que yo quiero debe ser solidario, equitativo, justo y transparente.

Si hablamos del tema de los medios, ahí acuerdo en una serie de cuestiones. Soy consciente de la manipulación de los TN y otros noticieros que me rompen la cabeza y a los que les veo el revés de la trama, pero tampoco puedo sumarme al discurso del programa 6,7,8, porque también ahí soy consciente y a partir de esa conciencia no puedo menos que reaccionar frente al discurso machacador de Gvirtz y Barone. Además, los pobres televidentes argentinos ya tenemos horas hombre de informes de TVR sobre la realidad nuestra de cada día, como para no darnos cuenta de que una cosa es tal asunto y otra muy distinta, la verdad sobre tal asunto. Hay construcción en TN, y hay construcción en 6,7,8.

Así y todo me uní al grupo 6,7,8 de Facebook -que no es lo mismo que hacerse "fan"-. Me interesa saber cómo miran la realidad los que apoyan al gobierno, porque además de que doy por hecho las buenas intenciones, no es cuestión de andar siempre rodeado de iguales. Me interesaba ver algunos informes y quizás conversar un poco, cosa que he logrado con algunos participantes, luego de saltar la valla de la dicotomía amigo-enemigo, y pudimos instalrnos en una buena conversación, sin agresiones ni insultos. Claro que antes tuve que preparar el terreno, para que no me saltaran derecho a la yugular cuando les cuestioné el afán de enemistarse con el otro.

Podría hacer una larga lista de lo que no me gusta del gobierno de los K: los números del Indec, las campañas sucias que sufrieron Enrique Olivera y De Narváez, los sucesos de Misiones, las acusaciones a Pino Solanas, las patoteadas de Delía, el manejo del conflicto con el campo, el extraño apoyo al juez F. Márquez, el adelanto de las elecciones, la corrupción casi silenciada de Jaime y Micheli, los discursos encendidos contra cualquier periodista que se les ponga en el camino.

Pero lo que más importante, lo que de ninguna manera puedo digerir a pesar de mis esfuerzos, cuando veo los aciertos de algunas de las cosas que hacen, es el clima de odio que instalaron, casi con un chasquido de dedos. Unos por aquí, otros por allá y a odiarse con toda la fuerza de nuestros pobres corazones.

Ellos son, para mí, los principales responsables de este ambiente enardecido que estamos viviendo. Golpistas, destituyentes, traidores y enemigos se esconden detrás de cada esquina, mientras entre acusaciones que van y vienen, se empuja debajo de la alfombra los graves problemas de algunas provincias y el desamparo de los sectores más vulnerables. Claro que el nuevo subsidio para la Niñez ayuda, pero hace falta más y más. Cambios desde más allá, desde el vamos, desde los acuerdos, desde las sumas. ¿Por qué no? Habrá otras herramientas y otros modos para hacerle frente a los intereses de los sectores más reaccionarios.
Todo es ataque, odio, bronca, como si ya no hubiéramos tenido bastante. Lejos de aquietar las aguas, se las revuelve con saña y se deja como legado que ésa y no otra, es la forma de liderar un cambio. Yo no creo que sea así.

Tampoco puedo simular que no veo lo que veo: personas cuestionables, enriquecimientos repentinos, el orgullo con el que algunos funcionarios presentan batalla, pero también el miedo de otros; las mentiras alevosas de Aníbal Fernández y su tupé cuando asegura que él siempre habla con la verdad.

Y dejo para lo último dos o tres cosas que decididamente me sacan de la cancha, aunque quiera entrar, cada tanto, movida por algún entusiasmo pasajero: las candidaturas testimoniales de la última elección, una tomadura de pelo que de ninguna manera pude digerir. Una desfachatez, un desprecio hacia cada uno de nosotros, con el agravante de que si uno en su momento se animaba a cuestionarlo, era acusado de ser de derecha-golpista-destituyente-oligarca, por no ser capaces de ver y comprender que lo que en realidad se buscaba era demostrar que el bueno de Scioli, que medía en las encuestas, apoyaba el modelo de los K. Casi una travesura de niños, indigna de los responsables de conducir a un país.

Y así nos van enredando en una telaraña tramposa, y nos obligan a gritar: "¡ey!, que yo también quiero la distribución de la riqueza, un país mejor para todos, solo que de otra manera".

Y como hablo de riqueza, me animo y lo digo: si hubiera sido Lilita Carrió una mujer de botox y rellenos, dueña de hoteles sureños y poseedora de una riqueza enorme, la panzada que se hubieran dado algunos kirchneristas.
A mí me hace ruido, no me cierra y no me gusta que sea tan pero tan rico el matrimonio K, cuando casi todos nosotros hacemos malabares para llegar a fin de mes y muchas noches no nos podemos dormir pensando en el futuro de nuestros hijos. Yo les dejaré como herencia este blog y mis ganas y mis sueños de construir entre todos, sumando ganas y voluntades, con paciencia y esfuerzo, un país mejor para todos.

22.3.10

Frases célebres de amigas no célebres*

( Hace unos cuantos años, sellamos un pacto de sangre y tinto: ninguna de nosotras se haría cirugías ni nada parecido. Alzamos la copa de vino, al grito de: "¡aguanten las lindas arrugas; la dignidad, ante todo!").

Unos pocos años después:

Lo dijo C.:

"Envejezcan ustedes dignamente, ya me harté de tanta dignidad: mañana me hago un lifting...".


*(Si andan con tiempo, les recomiendo clikear en la etiqueta de Frases célebres de amigas no célebres, se lee cada cosa...).

19.3.10

Buen fin de semana


Verme en el espejo. ¿Cómo sería? ¡Así? Un poco a la izquierda. Otro poco a la derecha. Ahora con los ojos. ¿Debo hacer asomar esa sonrisa de perdonavidas como Humphrey Bogart? ¿Humphery sentía el ganso seductor que llevaba dentro para poner esa sonrisa? (...) ¿Se sabía bello porque se sentía pez, felino, ave? ¿O se sentía bello porque alguien le había dicho que era tan bello que acabaría por volar? ¡Cuánto hacía que no leía a Freud! Me daba cuenta ahora que no podía dejar de imaginar que Bogart debía haber tenido un faro que diera ese brillo a su mirada, una primera luz que encendiera en él la convicción de su fuego: una madre, y que esa madre debía de haberlo mirado con el embobamiento que el posfreudiano Lacan atribuye al circuito de fascinación que une la mirada de toda madre sana a su hijo. Si no, cómo explicar el narcisismo autosatisfecho de esa mirada".
El traductor, Salvador Benesdra.

18.3.10

Una debilidad


Tengo debilidad por las citas. Las colecciono, las atesoro, y si las pesco en otras hojas, siento que alguien estuvo revolviendo mi avispero.
Dice Vila-Matas que debemos cuidarnos de los maniáticos anticitas, que nos acusan de pretenciosos. Fernando Savater, otro adicto al club de las Buenas Citas, se defiende así: "Sólo asumimos nuestro destino de príncipes, que todo lo hemos aprendido de los libros".
Pero no sólo de copiar vive el hombre. Atentos como los detectives salvajes, encontramos en una página ese párrafo que resplandece para nosotros en medio de la hoja. La subrayamos, luego la copiamos, pero no nos conforma el cautiverio, entonces, la hacemos circular.
Por eso vivo rodeada de citas y de autores, sin miedo a convertirme en una citadora ambulante, ni de enfermarse de literatosis, como le pasó al bueno de Onetti.
Soy, como Vila-Matas, una ladrona de frases ajenas, un parásito de mis escritores preferidos.
De ahí, supongo yo, me viene el encanto por leer a autores cuando comentan los libros de otros, aunque, agrego, sólo cuando lo hacen con gusto, y no cuando los despedazan por simple placer de cirujano en celo.

Dice W. Benjamin que en nuestro tiempo, la única obra realmente dotada de sentido es un collage de citas, fragmentos y ecos de otras obras: escribimos siempre después de otros, construimos lo propio con retazos de rasgos ajenos.

También cito para mí misma a la gente común y corriente, si descubro en alguien la maravilla en el decir lo que se dice.
Y me sorprendo y me divierto cuando, de repente, el gesto de un hijo se convierte en un gesto entre comillas, exacto al de su padre.
El collage, entonces, se convierte en relato, en suma de miradas, en intercambio, en blog.

15.3.10

Sobre el lugar común


Hace poco vi la última película de Woody Allen (Si la cosa funciona) en donde uno de los personajes dice, cada dos por tres, que todo le parece un cliché.
Algo así me está pasando últimamente: no hablo de cliché; prefiero el "lugar común".
¿Será que me molestan porque es como escuchar una y otra vez el mismo tema musical? Así y todo, caigo en sus redes de tanto en tanto. (¿"Caer en las redes" es un lugar común?)

Veamos.

Llamo "un lugar común" a eso que uno sabe que se viene.
Se piensa: lo va a decir, lo va a decir, lo va a decir... ¡y lo dice!..., ¡Ay! Y uno sonríe, disienta o comparte, como si lo escuchara por primera vez.

Ejemplos de frases que ya se usan sin ton ni son:

* Es un golpe bajo. (Algunos son sólo golpes, y no tienen nada de "bajo"; otros, apenas bajezas sin golpe).
* Hay que hacerse cargo. (Uf, siempre adivino el momento justo en que surge esta sentencia).
* Es muy fuerte. (Necesitamos sinónimos para este adjetivo tan apto para ser predicado de muchos).
* Estamos viviendo en un país tropical. (Durante un verano lluvioso, esta expresión no descansa).
* ¿Te acordás cuando hablábamos de corrido? (Es una fija, alguien lo dice cada vez -pero cada vez- que él mismo u otro se olvida del nombre de un actor o del compañero aquel de la primaria).
* ... las cosas pasan por algo..." (como si siempre hubiera un sentido, a veces no lo hay, sólo suceden, para bien y también para mal).

Son un lugar común, además de la muerte:

* Los artesanos (ay, perdónenme).
* Las mujeres con muñequitos de niños colgando del cuello.
* Todos los artículos sobre belleza femenina.
* El vecino país.
* El amigo entrañable.
* El espiral de violencia.
* El peso de la ley.
* La derecha recalcitrante.
* El problema-de-la-inseguridad.
* Que Richard Gere es gay.
* Los caniche toys.
* Decir que alguien es funcional a la derecha como un insulto, cuando en realidad es una provocación.
* El gobierno NacionalyPopular de Delía.
* Las cartas de lectores del diario La Nación.
* Algunos personajes de Palermo Rúcula.
* Los patoteros en los blogs.
* Los discursos de los políticos. Todos.

12.3.10

Buen fin de semana


Todo el mundo está en la estufa
triste, amargao, sin garufa,
neurasténico y cortao...
Se acabaron los robustos...
si hasta yo que daba gusto
¡cuatro kilos he bajao!
Hoy no hay guita ni de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar un trampolín...
Si habrá crisis, bronca y hambre
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín...

Al mundo le falta un tornillo, Enrique Cadícamo (1932)

9.3.10

Diálogo espantoso XVII


En Pueyrredón y Santa Fe, hace unos días:

ÉL - ¡Gorda de mierda, poné el guiño! la puta que te parió...
ELLA - ¿Eh...? ¿Qué te pasa?
ÉL - ¡No ves que casi te choco, pelotuda!
ELLA - ¡Andá a la mierda!
ÉL - ¡Anda a la mierda vos, malcogida!

Yo, que estaba detrás del auto del energúmeno, me quedé pensando en que si algo aún diferencia a hombres y mujeres en épocas de posliberación femenina, es la manera que cada género tiene de insultar.

Hay insultos muy de varón.
Y, a su vez, hay insultos muy de varón maleducado.
Y, también, hay insultos muy de varón maleducadísimo cuando la que se los liga es una mujer.

Un varón enojado le dice a una pobre mujer:
loca
vieja
cornuda
gorda
reventada
puta
malcogida o malco (horrible abreviatura, ¿a quién se le ocurrió?).

En cambio, ninguna mujer usaría el "reventado", el "cornudo" o el cruel "malco", por más enojada que esté.

Hay otros insultos que comparten hombres y mujeres; son los de uso indistinto, como forro, choto, boludo, andá a la mierda y sus variantes, etc.

Entre ellos, los varones, noto que usan mucho la expresión "me chupa un huevo" y el insoportable "sorete", con una entonación que carga furia en la consonante "s" y en la primera vocal "e". El acto de decir lo que se dice se acompaña, por lo general, con una expresión de malísimo olor. ¿No es lo peor de lo peor?

Quizás deberíamos recuperar, no digo el "pastenaca" o el "otario"; el "gil" o el "bolas tristes" (¿o es "bolas triste"?), pero estaría muy bien desoxidar palabras sencillas y efectivas como ... ¿idiota? ¿estúpido?... ¿o suenan casi como una caricia?
¿Y si volvemos al pito catalán?

5.3.10

Buen fin de semana: ¡cita 101!


* "Todas las mañanas -bajo forma de tufo, humedad, tibieza-, dejamos como un vaciado, como un cuerpo astral, el cansancio en la cama".

* "Es de noche, como de costumbre. Sientes la alegría de que ahora irás a la cama, desaparecerás y en un instante será mañana y volverá a empezar el inaudito descubrimiento, la abertura a las cosas. Es bonito dormir porque despertamos. Es la manera más rápida de llegar a la mañana".

Cesare Pavese, El oficio de vivir.

3.3.10

El juego de los Oscar


El domingo a la noche tenemos cita de hermanas, vieja, hijas e hijos que se prendan, para ver la entrega de los Oscar. Aunque siempre decimos "qué aburrido estuvo", al año siguiente volvemos a acomodarnos en los mismos sillones y a amontonarnos en el piso frente a la televisión.
Mientras picoteamos quesos y salames, conversamos, opinamos, criticamos. Qué linda, qué feo, qué nabo, qué injusto, qué vieja, qué operada, qué largo, qué plomo.
Casi todos ya vimos las películas, así el juego se hace más divertido.
Va mi listado y un brevísimo comentario (de dos renglones... o de tres).

1) Avatar, de James Cameron: la vi en 3D + Imax; demasiado para mí. Una de mis hermanas se mareó tanto que se tuvo que ir. Yo también, pero me la banqué hasta el final. Me gustó mucho, es novedosa y entretenida, y se le perdonan algunos errores. Pongo fichas ahí.

2) Up: no la vi.

3) Vivir al límite, de Kathryn Bigelow: Muy buena, especialmente el personaje de Jeremy Renner. Se mira casi sin respirar, y la tensión se mantiene hasta los títulos finales.

4) Precious, de Lee Daniels: confieso que apenas la terminé de ver, sentí más nauseas que en el Imax. Estaba para una buena intravenosa de la familia Ingalls. Que nadie la vea, pensé, es demasiado cruel. Con el correr de los días, y después de conversar con una de mis hijas, me fui reconciliando con ella, con Precious. Pero aún no puedo digerir el personaje de la madre (Mo´nique), la que, probablemente, reciba el Oscar por su actuación.

5) Distric 9: no la vi.

6) Amor sin escala, de Jason Reitman: lo único que me entusiasmó fue el romance entre George Clooney y Vera Farmiga; toda la química (¡lo siento por stella!).

7) The blind side, de John Lee Hancock (¿cómo se llama en español?): Mala. O no sé si tan mala, pero ¿para un Oscar? Ni cerca.
Prima hermana de Precious pero en clave de comedia. Si no fuera por el hijito de ella que tiene cierto encanto...

8) Una educación, de Lone Scherfig: Muy recomendable. El cine inglés es una de mis debilidades. Además de la amable Carey Mulligan, se ve la ciudad de París, esplendorosa.

9) Bastardos sin gloria, de Q. Tarantino: creo que es mi favorita. La recomiendo sin pestañear porque no se me ocurre pensar que a alguien pueda no gustarle.

10) A serious man, de los Hermanos Coen. Acá la tengo, pero no me decido. Si es aburrida, no es para mí. Y si es muy rara, no estoy para rarezas. Me quedo con los Coen que ya disfruté. ¿Alguien la vio?

Otras nominadas:

Invictus: Esperaba más de Clint Eastwood, o no la supe ver, pero rescato el personaje de Mandela y a Mandela, un hombre que pasará a la historia, casi un santo. O un sabio.

También tengo pendientes la de Jeff Bridges y la de Colin Firth, ambos candidatos a Mejor Actor, y las de Meryl Streep y Helen
Mirren, a Mejor Actriz.

Mejor película extranjera: Votamos por El secreto de tus ojos. Y por los ojos de Darín.

A los que les interesen todas las nominaciones, rubro por rubro, vayan hacia la Cosmopista, que hay un prolijo listado.

1.3.10

¿Tu nombre?


El jueves estuve en un cumpleaños donde había un hombre que cantaba lindo. Lo habían contratado para matizar la noche y unir a ellas y a ellos en un acorde en común. Llegó con un enclenque equipo de sonido, una guitarra y su bello vozarrón.
El hombre tenía un buen recurso para pasearse por todos los géneros; si alguien le pedía un tema, él, ni lento ni perezoso, preguntaba:

- ¿Cuál es tu nombre?
- Miguel...

Y ahí nomás, una bella canción de Alberto Cortéz:

Miguuuuel... ♪ ¿Cómo se miden las eternas dudas?
¿Cómo se cantan las canciones mudas♫,Miguuuuel? ♪

- ¿Cómo te llamás?
- Angélica... ♫

Angélica, cuando te nombro me vuelves a la memoria

- ¿Tu nombre es...?
- Lucía...

Vuela esta canción ♫
para tí Lucía, la más triste historia de amor... ♪


- ¿Tu nombre?
- Josefina...

- ♫Tu nombre me saaaaaabe a hierba...

La próxima vez que lo vea, voy a inventarme nombres: me llamaré Suzanne, Penélope, Dulce Jean, Angie, Camelia, Cris Cris Cristina, Catalina Bahía, María... ¿que más?