Los hombres envejecen mejor que las mujeres.
Y sí, esta vez no hay nada que discutir. Es así, y lo digo muy a mi pesar.
No voy a caer en el lugar común de decir que la pancita de los hombres es linda, porque de linda no tiene nada. Pero díganme si no: no es lo mismo decir "viejo de mierda" que "vieja de mierda". El "vieja de mierda" descoloca de un hondazo a la pobre mujer que ha pasado ya la edad de las sirenas.
Si bien viejo y vieja han perdido en el camino la vista, la memoria, el pelo, la hermosura que da la juventud, la mujer pierde más, sencillamente porque envejece peor.
Quizás en otros tiempos las palabras no hubieran herido de esa manera, tiempos de mujeres con rodetes y trapos negros hasta los pies. Tiempos de abuelas sentaditas al sol, de manos suaves y tibias para acariciar, de esmeros en la cocina, de horas de cuentos antes de dormir.
Se me dirá, y me digo también, que la mujer ya vieja se sabe mirada como ella alguna vez miró, sin la menor compasión, no a aquella abuelita digna de todo amor, sino a las que, a veces, vemos hoy.
Las que se maquillan mal porque ya no hay espejo que las refleje y entonces salen a la luz del mediodía con dos cachetes color bermellón, y aros brillantes que adornan su decrepitud; porque no puede enorgullecerse de sus panzas como hace el varón, y entonces se estrujan dentro de fajas color piel; andan sobre tacos, atentas siempre a la osteoporisis que podrá quebrarlas al menor descuido, tratando de apresar tan sólo una fugaz mirada, de cualquier hombre y en cualquier lugar.
Están también las que simulan envejecer con coraje, sobrias en sus vestimentas (se visten sin problema y sin placer) y anónimas en su andar; y esas otras, pobres criaturas modeladas como plastilina, que en su inútil afán de birlarle a la vida unas horas más de lozanía, no les importa exhibir sus remiendos a plena luz del sol.
Y sí, esta vez no hay nada que discutir. Es así, y lo digo muy a mi pesar.
No voy a caer en el lugar común de decir que la pancita de los hombres es linda, porque de linda no tiene nada. Pero díganme si no: no es lo mismo decir "viejo de mierda" que "vieja de mierda". El "vieja de mierda" descoloca de un hondazo a la pobre mujer que ha pasado ya la edad de las sirenas.
Si bien viejo y vieja han perdido en el camino la vista, la memoria, el pelo, la hermosura que da la juventud, la mujer pierde más, sencillamente porque envejece peor.
Quizás en otros tiempos las palabras no hubieran herido de esa manera, tiempos de mujeres con rodetes y trapos negros hasta los pies. Tiempos de abuelas sentaditas al sol, de manos suaves y tibias para acariciar, de esmeros en la cocina, de horas de cuentos antes de dormir.
Se me dirá, y me digo también, que la mujer ya vieja se sabe mirada como ella alguna vez miró, sin la menor compasión, no a aquella abuelita digna de todo amor, sino a las que, a veces, vemos hoy.
Las que se maquillan mal porque ya no hay espejo que las refleje y entonces salen a la luz del mediodía con dos cachetes color bermellón, y aros brillantes que adornan su decrepitud; porque no puede enorgullecerse de sus panzas como hace el varón, y entonces se estrujan dentro de fajas color piel; andan sobre tacos, atentas siempre a la osteoporisis que podrá quebrarlas al menor descuido, tratando de apresar tan sólo una fugaz mirada, de cualquier hombre y en cualquier lugar.
Están también las que simulan envejecer con coraje, sobrias en sus vestimentas (se visten sin problema y sin placer) y anónimas en su andar; y esas otras, pobres criaturas modeladas como plastilina, que en su inútil afán de birlarle a la vida unas horas más de lozanía, no les importa exhibir sus remiendos a plena luz del sol.
Pero a unas y otras le duele envejecer.
Claro que a los hombres también, pero la mirada sobre ellos tiene más de simpatía y complacencia y mucho menos de crueldad.
Pienso en mujeres mayores que llegan a los cincuenta o sesenta, dignas, plantadas, bellas en su adentro y en su afuera, cómodas en su andarivel, habiendo aceptado que no hay negociación posible: la piel de los veinte no rebrota en cada primavera.
Claro que a los hombres también, pero la mirada sobre ellos tiene más de simpatía y complacencia y mucho menos de crueldad.
Pienso en mujeres mayores que llegan a los cincuenta o sesenta, dignas, plantadas, bellas en su adentro y en su afuera, cómodas en su andarivel, habiendo aceptado que no hay negociación posible: la piel de los veinte no rebrota en cada primavera.
Ni rebrotará.
10 comentarios:
AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Es una posible mirada, claro. Pero hay de todo.
Dijo Bernard Shaw: "todos quieren llegar a viejos, pero cuando lo consiguen, no quieren reconocerlo".
De algo podemos estar seguros, nos guste o no (y NO nos gusta): en el mejor de los casos, envejeceremos.
Queridas amigas: a cierta altura de la vida, debiéramos haber desarrollado la sabiduría de apreciar la belleza que proviene de una personalidad rica, y no quedarnos atrapados en lo imposible. ¿Qué transmiten esas caras "producidas" por el colágeno, sino un vacío imposible de llenar? Cultiven lo que son que no es poco. Lo otro es una batalla perdida.
Yo
Estrella, dejame disentir con vos en este tema.
Aquella mujer que tenga la sabiduría y la dignidad para crecer, y nos deje que la veamos tal cual es, nunca envejecerá.
Conocido de la vida
Angie, estoy esperando que reacciones. Che, que no es para tanto.
Crab, en el mejor de los casos, envejecemos, me quedo con esto y GRACIAS!
Conocido de la vida,
Me dejaste pensando con esto. Creo que estamos de acuerdo, pero lo difícil resulta, justamente, poder mantenerse digna a medida que pasen los años: aceptar esta mirada, hacerla carne.
Gracias, otra vez.
No nacimos sabiendo ser viejos
No, no, no, la mujer no envejece peor.
Todos los días estoy con mujeres que van envejeciendo
a mi lado, y por más cosas que hayan perdido en el camino,
no hay ninguna que merezca que la llamen vieja de mierda. Ninguna.
Fuera de chiste, Estrellita, hace años que observo a amigas,
primas, sobrinas y madres que pasaron a los cuarenta, a los cincuenta,
a los sesenta. A los ochenta. Las veo, e inmediatamente después miro hacia
el rincón masculino.
Y me parece, sin intención de ofender a nadie, que casi siempre encuentro
más onda en ellas. Más destreza para transformar con empeño y gracia el
mal momento que te traen las arrugas, la presbicia, el sobrepeso, las canas, los olvidos.
Hay muchas viejas divinas, miles de mujeres mayores con las valija
lista para ir adonde les digan, dispuestas a aprender cosas, a enderezar la espalda
a distinguir el espíritu,
a honrar aquella fertilidad que les cambió el cuerpo y aquellos buenos momentos que ocupan su pasado,
a desoír el canto de las sirenas que prometen manzanas de oro, hilos de oro, lolas de oro,
a descubrir la revelación del mundo, como lo hizo una mujer fascinante, vieja como de cincuenta y pico, Clarice Lispector.
No creo que sea más duro ser vieja que viejo.
Si hay una especie de confabulación pública en contra de las viejas, cuando todas ellas,
las semiviejas, las un poco viejas o las viejitas están en familia, en reunión de amigos, en medio de la vida, en fin, siempre se escucha una voz que dice: mi abuela es un fenómeno. O: qué divertida es tu vieja.
Puede ser que el mundo sea más intolerante con las mujeres, reprobables por sufrir el flagelo de una piel que perdió lozanía. Quizás haya que aprender a envejecer.
Quizás haya que desvivirse viviendo y mandar al diablo tanto mantenimiento.
Pero si te acostumbraste a los anteojos, te podés acostumbrar a la panza.
Vayan a ver Hairspray y regocíjense. Cada uno es como es y lo pasa lo mejor posible.
No es una película para viejos.
estoy de acuerdo en que el mundo es más intolerante con las mujeres, las viejas... pero no creo que tenga que ver con nada fisico... sino con otras cosas... los viejos inspiran mas ternura, mas compasion, mas sabiduria... las viejas no tanto... aunque ahora que pienso en viejas concretas, hay muchas que si!! ja, que contradiccion... igual,lo dejo asi.
Albertina,
confieso que me hiciste recapacitar, habrá que emepzar campaña en contra de la confabulación conra las viejas.
Anónimo,
Tenés razón, hay mucha viejita linda dando vueltas por ahí.
¿Tendré que escribir otro post desmintiendo este?
No hace falta! jaja
No, la verdad no comparto. No creo que las mujeres envejecen peor, ni ahi. Tengo dieciocho y defiendo a las mujeres que van camino a lo que llamais "envejecer",la verdadera belleza no se extingue facilmente. No tiene nada que ver, no veo diferencia entre el venvejecimiento de los hombres y las mujeres, todo depende de que tipo de hombre o mujer se hable, y todo depende de la mirada de cada uno. Lo que es bello para mi, puede no serlo para ti. No comparto. Y Jessica Lange en la foto... ya quisieran muchas treintonas estar como jessica lange a esta altura de su vida. rsrs.
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