27.8.07

Los gestos y la calle

Puedo decir, si se me permite la impertinencia, que a veces siento lo mismo que Borges. Lo que veo no me remite a la vida misma, sino a lo que he leído. Hoy caminaba por Córdoba cuando vi a una señora de unos sesenta años, cargando una bolsa de plástico. De repente, sin porqué ni para qué, la bolsa se rompió y quedaron desparramadas en la vereda ovillos de lana de varios colores, botones, cierres, agujas y rollos de cinta de distintos tamaños. La mujer no dijo nada, no se agachó a recoger el sembradero de botones y ovillos que rodaban hacia la calle. Ahí, parada como estaba y con un gesto de verdadera derrota, miró hacia abajo y reprimió las ganas de ponerse a llorar, no por la bolsa rota, claro, sino por otras penas u otros desencantos. Entonces recordé -seguramente los botones tuvieron que ver en mi recuerdo casi automático -uno de los personajes de los Cuentos de Hadas de New York, de J.P. Doneleavy: "Se me ha caído un botón del abrigo. Lo único que me faltaba para que todos se den cuenta de que voy cuesta abajo"; o aquel Impaciente de Gonzalo Garcés: "A veces bastaba con que una bola de helado se me cayera al piso para partirme el alma". Como si se pudiera ver, a través de esos gestos desmedidos, la herida oculta en plena calle. Dos hombres que caminaban en sentido contrario la ayudaron a juntar el desparramo y la consolaron como si se tratara de una tragedia, mientras ella, casi puchereando, les daba las gracias una y otra vez.
Quizás algún otro día, ella misma venga a nuestro rescate con una palabra, un gesto generoso, una sonrisa franca de aquel que no nos debe nada, más que el gesto aprendido en este día de botones sueltos en plena avenida Córdoba, esquina Suipacha.

9 comentarios:

Juan Gonzalez del Solar dijo...

Claro que sí.

Qué buena imagen.

Y qué libro ENORME Cuento de hadas...

Anónimo dijo...

Excelente. M esiento muy identificada con esta mujer: el otro dia fui a la facu y el profesor que buscaba se habia ido. Me puse a llorar desconsoladamente. Obviamente, no por eso.

Koba dijo...

Totalmente de acuerdo, es constante la vinculación de hechos cotidianos con lo que uno ha leído.
En mi caso, asocio mucho con escenas de películas que he visto y conservo en mi memoria. Y luego como un link informático salto a otro recuerdo o vivencia y así sigo.

Estrella dijo...

Juan,

Buenísimo el libro, por suerte nunca lo presté y acá está, conmigo.

Ele,

Y sí, a mí me pasa tanto...como si uno buscara el agujerito para que las penas escapen.

Koba,

Está bueno eso, me parece que nos enriquece la mirada, nos hace disfrutar de la vida al cubo o al cuadrado. En un rato va un post que tiene que ver también con eso.
ómo me gustaría saber tanto de cine como vos!

Gracias, gracias, gracias!

Anónimo dijo...

Iba a decir lo mismo que Juan, "hermosa imagen". Se me adelantó, pero igual lo digo...

...

Hermosa imagen!

Estrella dijo...

Gracias, enterhase!

Anónimo dijo...

Qué lindo esto que has escrito.

Juli dijo...

"A veces bastaba con que una bola de helado se me cayera al piso para partirme el alma".
Cómo me gusto esa frase!!
Creo que resume perfectamente ese estado, esa última gota que cae al vaso...
Exquisito post. De colección.

Estrella dijo...

Ay, juli, cómo agradecerte!