Aunque tengo también la certera sospecha de que corajudos somos todos; el final de fiesta no será sobre un escenario, agradeciendo felices a los que hicieron posible nuestro paso por la vida. Digamos la verdad: somos valientes por necesidad. No hay un plan B.
La literatura da cuenta de esta osadía en cada oración lapidaria que estampa sobre la hoja en blanco. Escribir sobre el final de la vida es escribir, en la mayoría de los casos, sobre enfermedades y vejeces. Detrás de cada enfermedad hay un relato, una literatura del fin.
En sus diarios íntimos, Bioy es impiadoso: "Peor que la cárcel es la vejez -dice- no se tiene ni siquiera el consuelo de preparar o soñar con la fuga". Bioy anda por ahí escondiendo de a ratos su decrepitud, como si la vejez fuera vergonzosa, algo que debe ser ocultado.
Pícaro como era, escribe el 29 de enero de 1989: "Tortícolis, que ojalá sea tortícolis".
Dice una y otra vez que el cuerpo es el universo del enfermo y que pasa los días esperando que se esfumen los achaques de turno. No se acostumbra al lumbago ni a su erótica aridez. "Amores de viejos no llegan a lejos", escribe, cuando ve pasar una linda mujer.
Simone De Beauvoir se anima en La edad de la discreción a poner en escena a una pareja de más de 60 años que se sorprenden el uno a otro de sus propios deterioros y que al espejarse sólo logran odiarse: "Que vaya a empollar su vejez en otra parte", piensa ella, piensa él. Los dos aún aman demasiado la vida como para pensar en la muerte como consuelo. Viven la vejez como otros, la enfermedad.
Peter Handke habla de "nosotros, los enfermos" y confiesa que si se dijera a sí mismo "no quiero morir", él mismo sería el culpable de todas las frases hechas que seguirían como respuesta. Por su parte, Thomas Bernhard, en el cuarto volumen de su autobiografía, relata el derrotero por hospitales, casas de reposo y sanatorios al grito de: "¡odio todo lo que es sano!", pero al rato silencia su voz y dice: "Al fin y al cabo, una enfermedad es también un capital. Cada enfermedad superada es un historia estupenda", casi el mismo decir de Philip Roth, para quien cada biografía es, en el fondo, un cuento biológico.
Dicen que Kafka vivió tan intensamente, que durante su vida murió mil muertes. Como si su creatividad se hubiera alimentado de su cuerpo. Entonces pienso en Susan Sontag, con la que siempre estuve tan de acuerdo en la idea de que nada hay más punitivo que darle un significado a una enfermedad. ¿Al dolor de la enfermedad sumarle el horror de una metáfora? Pocas cosas me parecen más crueles, mucho más, cuando esta idea se banaliza y vuela por el aire con dedo acusador.
Recuerdo la gran novela de Patricia Kolesnicov, Biografía de mi cáncer; cuenta la historia de su enfermedad, es decir: hay un principio y hay un final, de tal manera que la convierte en una historia apasionante, donde el yo se desnuda hasta el punto de no tener que pedir perdón.
Existe el dolor de estar en el mundo pero también el vigor, dice Roth, y es lo que leo en los diarios de Ángel Rama, testigo sufriente de las penas de la mujer que ama: "Ella se concentra en su pánico, parece lejana, como clausurada en su enfermedad". Él redobla entonces su potencia, única manera de sostenerla en medio de las sombras.
Mario Levrero encuentra la vuelta de tuerca de sus muchas obsesiones que minan día a día su salud: "Me di cuenta de que lo que yo combato como trastornos, en realidad son admirables soluciones que fui encontrando inconscientemente para poder sobrevivir". Punto.
De eso no se habla, si no se quiere hablar. Pero aquel que sí lo quiere construirá un relato del que algunos de nosotros podremos aferrarrarnos, para bien o para mal.
Simone De Beauvoir se anima en La edad de la discreción a poner en escena a una pareja de más de 60 años que se sorprenden el uno a otro de sus propios deterioros y que al espejarse sólo logran odiarse: "Que vaya a empollar su vejez en otra parte", piensa ella, piensa él. Los dos aún aman demasiado la vida como para pensar en la muerte como consuelo. Viven la vejez como otros, la enfermedad.
Peter Handke habla de "nosotros, los enfermos" y confiesa que si se dijera a sí mismo "no quiero morir", él mismo sería el culpable de todas las frases hechas que seguirían como respuesta. Por su parte, Thomas Bernhard, en el cuarto volumen de su autobiografía, relata el derrotero por hospitales, casas de reposo y sanatorios al grito de: "¡odio todo lo que es sano!", pero al rato silencia su voz y dice: "Al fin y al cabo, una enfermedad es también un capital. Cada enfermedad superada es un historia estupenda", casi el mismo decir de Philip Roth, para quien cada biografía es, en el fondo, un cuento biológico.
Dicen que Kafka vivió tan intensamente, que durante su vida murió mil muertes. Como si su creatividad se hubiera alimentado de su cuerpo. Entonces pienso en Susan Sontag, con la que siempre estuve tan de acuerdo en la idea de que nada hay más punitivo que darle un significado a una enfermedad. ¿Al dolor de la enfermedad sumarle el horror de una metáfora? Pocas cosas me parecen más crueles, mucho más, cuando esta idea se banaliza y vuela por el aire con dedo acusador.
Recuerdo la gran novela de Patricia Kolesnicov, Biografía de mi cáncer; cuenta la historia de su enfermedad, es decir: hay un principio y hay un final, de tal manera que la convierte en una historia apasionante, donde el yo se desnuda hasta el punto de no tener que pedir perdón.
Existe el dolor de estar en el mundo pero también el vigor, dice Roth, y es lo que leo en los diarios de Ángel Rama, testigo sufriente de las penas de la mujer que ama: "Ella se concentra en su pánico, parece lejana, como clausurada en su enfermedad". Él redobla entonces su potencia, única manera de sostenerla en medio de las sombras.
Mario Levrero encuentra la vuelta de tuerca de sus muchas obsesiones que minan día a día su salud: "Me di cuenta de que lo que yo combato como trastornos, en realidad son admirables soluciones que fui encontrando inconscientemente para poder sobrevivir". Punto.
De eso no se habla, si no se quiere hablar. Pero aquel que sí lo quiere construirá un relato del que algunos de nosotros podremos aferrarrarnos, para bien o para mal.
50 comentarios:
Una pregunta, Estrella: ¿está bien la cita de Bioy? ¿No será al revés:
"Peor que la cárcel es la vejez...".
Así como está, no la entiendo.
Magnífico post. Ya me volví adicto a tu blog.
Con calma leeré la entrada. Nos vemos más tarde.
Loa achaques llegan y la salud se deteriora, por eso es importante cultivar el espíritu para tener en él refugio en esos días difíciles. Un beso, amiga y buena semana,
V.
Ya la arreglé, lord, muchas gracias.
Yo lo llevo regular. Pero más que nada por hipocondríaco. Menos mal que soy un hipocondríaco con salud de hierro...como todos.
Besos. Una delicia de entrada.
Tus posts, Estrella, están cada día mejor.
Sí, sí, que no me vengan con eso de "envejecer con gracia". Bueno, mejor que sí, que me vengan con eso. La alternativa a envejecer es todavía menos graciosa.
qué crudo!!! muy bueno!
Estre, recuerdo perfectamente una vez que contaste que tus hijos ya saben que cuando seas vieja te tienen que dejar tranquila en tu casa. Dijiste mas cosas sobre el tema que me quedaron muy grabadas y se ve que el tema te jode.
La vejez es muy triste, la mires, por donde la mires. Porque sumado al deterioro y a las enfermedades que uno pueda tener, está la soledad.
Por esto es tan importante cuidarse, en cuerpo y alma. Y cuánto mas cerca de eso estamos, mas tomamos conciencia.
Yo te imagino viejita, sentada en alguna silla cómoda en una galería, con la luz del día y el verde del parque a tu alrededor, y leyendo una pila así de libros! Vas a ser feliz, Estre, lo se!
Te mando un besote ahora, porque si hay algo bien feo es un beso de vieja!
Bueno, hay algo mas feo aún, pero no lo voy a decir porque es cochino! ajajaja
Justo ayer empecé "32 de Dicembre. La muerte y después de la muerte" de Jose María Cabodevilla.
Lo leo con enorme ilusión, ya que a su autor me lo sugirió, quien guía los derroteros de mi espíritu.
Será mi lectura cuaresmal para este año. Veremos que nos depara la muerte.
Saludos.
Aporto una mirada diferente: los viejos se quejan de llenos. Muchos no logran cumplir el ciclo.
Me gustan las celebraciones festivas de los velorios orientales cuando se trata de octogenarios o más, como tan bien las filmó Kurosawa.
También me gustó mucho "La balada de Narayama", sobre una viejita que insistía en que le había llegado la hora y subía una y otra vez a un pico nevado para abandonarse y el hijo tenía que ir a buscarla.
Creo que alguna vez comenté algo así.
También recuerdo lo reveladora que resultó en otro momento la cita de Susan Sontang. En esta época new age de resurgimiento del pensamiento mágico, es un antídoto efectivo; pensamos que si no hacemos lo que supuestamente hizo el otro, a nosotros no nos pasará y lanzamos la metáfora cabulera.
Excelente post Estrella.
Saludos.
Me reía imaginando el espanto de Bioy al verse citado junto a ciertos escritores, pero bueno, de eso se trata. No hay oficio menos pulcro que el oficio de vivir, decían los compadritos de antes. Muy bueno el post. Quizá la clave esté en la palabra sostener, por lo que comprende y lo que excluye. Encontrar una persona que lo sostenga a uno es una suerte increíble, pero también una desdicha. El sostén de ABC fue Silvina. No hay la menor duda al respecto.
Saludos
¡Ay Estrella, que algunos ya somos abuelos!
¡Ay Estrella, que algunos ya somos abuelos!
Tengo una amiga, mi amiga mayor como yo la llamo, es lo más parecido a la China Zorrilla, ocurrente, chispeante, inteligente, tiene 84 años y no para nunca, conciertos, museos, sus hijos, sus nietos, su vida. Ama la música, su marido es violinista, tenemos una diferencia de edad de 35 años y cada vez que nos encontramos me mato de la risa con ella, es tan divertida !!!!, hace poco me dijo, querida, envejecer es una M, quiero seguir haciendo muchas cosas, como jugar al tenis, dejo hace un año debido a que tiene un poco de artrosis, pero como verás no es la cabeza lo que no me da sino el cuerpo, me aparecen cosas todo el tiempo !!!!
Siempre digo lo mismo cuando pienso en la vejez: cuando las carnes se me caigan y sólo queden mis palabras, mi cultura y mis modales, quiero llegar con salud y entera. Y sonreir mucho. Quiero ser una de esas viejitas picaronas que debajo de esa dulce sonrisa esconden bellos recuerdos de juventud.
Felicitaciones al abuelito Janfi.
Besos.
Yo no me perdería mi presente por pensar en la vejez como algo malo.
La vejez es una etapa de la vida y cuando llegue habrá que vivirla con las mismas pilas con las que hemos vivido todas las otras etapas. Seguramente los mas sabios la vivirán mejor. Por ahora vivamos esto y tratemos de aprender, seguramente no sea algo malo.
Qué bellamente triste, Estrella!
Yo no concuerdo con los que piensan que es la muerte la que da sentido a la vida, y albergo no demasiado secretamente, la esperanza de que la ciencia nos brinde la panacea de la vida infinita.
Pero si vamos a morir, que nos redima la belleza y la poesía. Gracias!
"Entre los ruidos empecé a oír los fragmentos de una melodía concisa, muy remota...Dejé de oírla y pensé que había sido como esas figuras que, según Leonardo, aparecen cuando miramos un rato las manchas de humedad. Volvió la música y yo estuve con los ojos nublados, complacido por su armonía, convulso antes de aterrorizarme del todo".
Adolfo Bioy Casares- LA INVENCIÓN DE MOREL
ah, felicitaciones a Janfi!!!
Felicitaciones Abuelito Janfi!! debés estar TAAAAN CONTENTO!!!
Supongo que al fin y al cabo en la vejez se trata un poco de esa oración final: De aferrarse. Para bien o para mal. A esto u aquello. A algo que nos ayude a transcurrir.
Muy bueno el post.
Un saludo.
No estoy de acuerdo en que la vejez sea triste. seguramente es triste vivir enfermo y quien vive su vejez entre enfermedades, no puede estra muy feliz.
Pero seguramente hay forma de pasar la vejez con alegría de vivir, o bien algunos de los ancianos a mi alrededor son unos embusteros.
Aparte deseo creer en eso ya que hacia allí vamos.
Vivamos felices para que en le vejez ese comportamiento se nos haga habitual.
Saludos
La vejez no existe, simplemente se observa que cada vez hay más jóvenes y ya no son tantas las personas mayores.
Estar enfermo es el problema, la enfermedad tiende a avejentar porque nos disminuye frente a nuestros contemporáneos. Recuperada la salud todo sigue su curso natural.
Para empezar, sin demoras:
Felicidades Janfi!
Es raro Bioy, porque siempre parece haber tenido miedo de la vejez, y la verdad es que llegó muy bien hasta casi sus últimos momentos, ejerciendo a pleno la actividad que más lo apasionaba, y que parece que realmente se le daba muy bien. Ah, caramba! También escribió hasta sus últimos tiempos!!!!
Hace años leí un comentario de Hemingway. Más o menos decía:
- Corran la voz. Llegar a viejo es horrible!!!!
Para mí a los dos (Bioy y Hemingway), y a un montón de gente más, les pasa lo mismo.
Cuando todo lo pudieron en la juventud y la madrurez, debe hacérceles difícil renunciar a algo de eso en la vejez.
Pero en realidad, desde que nacemos, vivir es cambiar.
Así que de viejo, algo bueno debe de haber.
Dejando de lado porsu, como ya hablamos, la cuestión de las incapacidades severas (sobre todo mentales), en cuyo caso personalmente ya comenté que tengo un pacto con mis amigos más intimos de no dejarnos vivir en ese estado.
Mi desconcierto es enorme, cuando pienso: este post va para atrás, es muy largo, demasiado triste, ´no apto para un día lunes, llego y me encuentro con semejante cantidad de comentarios.
Amigos: son todos ustedes muy amables.
EL POETA,
Cultirvar el espíritu, lo has dicho, perfecto, gracias poeta.
JUANMA,
La única persona que conozco que no es hipocondíaca es mi madre. Nunca le dolió ni el dedo gordo, creo que no se lo permite, ignora su cuerpo con una habilidad increíble.
Gracias, juanma.
MATÍAS F.,
Me dejaste feliz!
BUGMAN,
No podemos negarlo: o se envejece o chau, mejor, entonces, envejecer aunque sea sin gracia.
LUCÍA,
Ay, no lo leas!
STELLA,
No sé si me jode más que a otros (posiblemente sí, y quizás tenga mis razones), pero prefiero hablar del tema, como una manera de vacunarme contra la vejez... con la esperanza de, una vez allí, poder decir: ah, bueno, no es para tanto!
Gracias, stellita... ¿de qué cochinada hablás...?
HERIDA DE PARIS,
Entonces, opi, espero post sobre tu lectura, quizás se me contagia tu ilusión.
Saludos para vos.
MENSAJERO,
Bioy también decía que no quería ser un viejo quejoso y pesado, ser viejo era suficiente para él.
Es muy cierto lo que decís sobre La balada de Narayama. Tal vez si vivíeramos esa tapa de la vida con otra mirada y otra esperanza, la cosa sería diferente.
En cuanto a Susan Sontag, su libro La enfermedad como metáfora me resultó en su momento muy revelador. La enfermedad hoy es para mí parte de nuestras vidas, condicíón del ser humano... no sé, hay demasiados teorías al respecto, aún no compre ninguna: son cosas de la vida.
Gracias Mensajero por el comentario!
YUPI,
Decime ya: ¿al lado de Simone, de quién más? Yo tengo con Bioy una relación muy especial, me gustan muchos sus libros, pero sus diarios me matan. Además era muy (pero muy) parecido a mi padre. Casi como dos gotas de agua.
El sostén de ABC fue Silvina y también su desdica.
Gracias, yupi, y espero datos!
JANFI,
Abuelito... quién lo diría, con ese porte de galán de los hogares!
(Estamos todos muy contentos).
MARMOTTAN,
China Zorrilla cuenta que cuando su madre estaba a punto de morir, le preguntó si tenía miedo, y ella le contestó: "No, a esta altura, más bien curiosidad".
WONDER,
Los bellos recuerdos, ¿dolerán o serán un alivio? Veremos, veremos (con viento en popa, claro).
Beso para vos!
CONOCIDO DE LA VIDA,
No siento que estoy perdiendo mi presente cuando pienso en la vejez, es mi manera de ir aceptándola de a poco. La vejez es una etapa de la vida: sí, pero es la última, se cierra el telón: es dura porque se envejece en un cuerpo gastado, que ya no funciona... y no sigo para no deprimirlos más! De ahí mi inmesa piedad hacia los viejos... de ahí, también, de esa mirada, mi miedo personal. QUÉ SÉ YO!
SANTIAGO B.
Qué bello tu comentario, diría yo.
Comparto tu esperanza, santiago, así, a viva voz.
ANGIE ANG,
Bien por la cita, perfecta para este post y los ojos nublados de Bioy.
YONI,
Gracias!
GAMAR,
Me gustan tus amigos ancianos y felices. Hay algunos, sí, los que llegan sin tantos achaques.
"Vivamos felices para que en la vejez ese comportamiento se nos haga habitual": tomo nota, gracias!
PP,
Hací nació la idea de este post, pasa que la vejez se vive a veces como una enfermedad. Porque en cierto punto lo es, a veces más grave, otras no tanto.
Gracias Pepe por pasar.
El enigma del sufrimiento, de Kovadloff tiene un capítulo muy lindo, muy intenso, sobre la vejez.
Que buen trabajo de recopilación e hilvanado Estrella! las citas entran en el lugar justo del texto, o al revés?
muy enriquecedor.
Sé que es antipático agregar nombres y que debés haber dejado a varios autores afuera, pero yo no puedo dejar de pensar en Onetti cuando se habla de vejez en la literatura.
Gracias por el post!
Estrella, confío en que aceptes tres citas.
De Spinoza:
Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría es una meditación sobre la vida, no sobre la muerte.
De Montaigne:
Nací entre las once y mediodía, el último día de
febrero de 1533. Hace solo dos semanas cumplí la
edad de treinta y nueve años y necesito como mínimo otros tantos.
De Diderot:
Estoy empezando a sentir que me hago viejo: pronto tendré que comer papilla, como los niños. Y ya no seré capaz de hablar, lo cual será una gran ventaja para los demás y un pequeño inconveniente para mí.
gracias a todos quienes me han saludado con motivo de mi abuelazgo; este blog es un buen lugar en donde ser saludado.
Me sumo a los saludos.
Después de Diego, Janfi.
Felicitaciones.
¿Cómo se llama tu nietito, Janfi?
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
MICKEY,
Justamente, porque fue un hombre afortunado, no se bancó la vejez. Bueno, se la bancó como muchos otros, solo que no todos han dejado constancia de su día a día. Ya voy escribir un post sobre las genialidades que anotabe en su diario, lo que le pesaba sentirse transparente paa las mujeres, que tanto habían ocupado su vida.
Sin dudas, lo peor es la disminución mental. Hay un libro de Oliver Sacks, El hombre que confundió a su mujer con unn sombrero, o algo así, muy interesante.
Saludos, Mickey!
GUSTAVO,
Bienvenido, un placer tu visita. Gracias por la recomendación.
NIPPUR,
Dejé afuera muchos autores, y de los que cité, tampoco entraron otras anécdotas, pensamientos, citas. Así y todo el post se hizo largo.
Lo que más me gusta de escribir en este blog es, justamente, hilvanar, como decís, todas mis lecturas, conectar unos con otros, y contárselos.
Gracias!
LORD,
Buenísimas las citas. Tenía la de Spinoza, no las otras. Ya las estoy copiando en mi gran cuaderno de citas.
Me recordaste una amiga que me decía: "¡Contáme que soy una tumba!". Pensaba en Simone más que nada, que te imaginasás no figuraba en el altar de Bioy. Inteligencia, imaginación, talento literario, dinero, buena salud, la aprobación de las mujeres. Si alguien tiene tanta suerte en la vida es más difícil renunciar, o hacerlo sin queja. No conozco lectoras fervientes de Descanso. Otro punto a tu favor.
Saludos
Pdta: El remate de tu contestación a Conocido de la vida es irrefutable. Casi el único posible.
PEPE PALERMO,
En tu respuesta escribí "Hací" por "Así": me quedo preocupada, muy preocupada, ¿será el principio del desbarrancamiento de mi vejez?
PPP: Perdón, Pepe Palermo.
YUPI,
No soy ninguna experta, como ya te habrás dado cuenta. Descanso de Caminantes no debe de tener ningún valor litarario, pero a mí me gustó mucho, es como entrar en la intimidad del ocaso de un hombre que, como bien decís, tuvo todo en la vida. Qué se siente ser viejo en el día a día: pocos lo dicen mejor que él, con elegancia, picardía y una gran tristeza por el fin de fiesta.
Lo primero es una felicitación para Janfiloso.¡Que lo disfrutes!
Lo segundo, Estrella, quiero contradecirte un poco, todo por supuesto desde mi opinión estrictamente personal sobre lo que me mueve tu entrada y las reflexiones que citás.
La mirada con la que se llega a la vejez es necesariamente otra, nuestras miradas cambian a medida que el tiempo simplemente, trascurre cuando no lo hace en vano.
Si hay resignación o aceptación dependerá de cada uno y de cada cual y, me parece que esto tiene que ver con la sabiduría que en menor o mayor medida se halla podido acumular.
No podría afirmar que corajudos somos todos pero no tengo ninguna duda de que sí hay un plan B; para algunos será simplemente cobardía, pero lo hay.
Simone de Beauvoir también podría haber escrito (y quizás lo hizo) sobre una pareja envejeciendo juntos luego de haber compartido una vida, de haber formado una familia, de ver crecer los hijos y a los hijos de sus hijos, y de poder tomarse de las manos y mirarse al fondo de los ojos sintiendo cómo se les entibia el corazón. Y agradecer por ello.
Me resisto a emparentar la idea de vejez con la de enfermedad. Ésta no tiene edad y es más horrible en la juventud.
Pero cada experiencia en la vida es fatalmente personal única y exclusiva y no creo que debamos aferrarnos a la experiencia de otros, que, según creo, opinan sobre este tema mirándose su ombligo.
Por último ya lo decía Quino en la voz de una mujer anciana que al lado del féretro donde yace su anciano esposo le dice: "Yo te lo decía Pepe, vivir tanto no es sano!"
Hago un llamado (casi desesperado) a tan brillante bloggera y no menos calificados visitantes a que me instruyan, ilustren y/o asesoren en la definición de "viejo".
Es la edad lo que determina?, la actitud?, las arrugas?, la mente?,
aceptar que existe ese estado quizás?, escucho (leo),....
Al revés, Estrella. Supiste verle el valor que sí tiene.
Sobredosis: no hay respuesta a tu inquietud. De un modo general y metafórico lo dijo Victor Hugo en el verso: "Y me iré solo / en medio de la fiesta...".
Estre: La persona de El hombre que confundio a su mujer con un sombrero no era un problema de vejez, sino neurologico, de afasia o algo similar.
Sacks es tb el autor de Despertares.
CARLOS,
Gracias por tu agradable comentario. Puede que tengas razón y así me gustaría pensar. Pero también veo otras maneras de envejecer, como la de los escritores que cito. No sé, quizás, como ya dije antes, una vez instalada en mi propia vejez, las cosas no me parezcan tan terribles, quizás llegue cansada o satisfecha o felz. O tal vez diga: bueno, no está tan mal, no era para tanto.
Supongo que tendrán que ver las historias personales: mi abuela vivió con mortificación su vejez, y era una mujer muy buena. Mi padre envejeció de golpe por una enfermedad terrible a los cincuenta y tantos años... nunca voy a olvidar sus ojos cuando se miraba en el espejo.
Habrá un Plan B, quiero pensar. Y ese sí es un gran consuelo, pero no acá.
Gracias, otra vez.
SOBREDOSISDEESCASEZ, YUPI:
Vaya pregunta, hombre. Habrá jóvenes con alma de viejos, y viejos con espírtus adolescentes. Pero hay una realidad: a los ochenta se es viejo, por más espíritu jovial. Hay un fin, como lo dice la cita de yupi o estos versos de Juan Ramón Jiménez: Y yo me iré / y se quedarán los pájaros ccantando
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Perdón... vos me lo pediste!
ANGIE, ANG
Sí, lo sé, pero me parece interesante cómo hace de cada enfermedad, un buen relato.
Estre: No sos vieja!!! Tus escritos lo demuestran!
Estrella, no pidas disculpas!
Por cierto que su lectura nos hace respirar hondo pero, ¡qué hermoso el poema de JRG!
Gracias.
alguien te sopló lo de "hací"? jaja yo lo vi anoche pero me olvidé de avisarte!
nos puede pasar a todos, no importa la edad
es que la muerte está taaaaan cerquita. Castañeda decía que estaba a un brazo de distancia, atrás a la izquierda.
Sólo aquel que acepta que morirá, puede vivir con desapego el camino hasta el fin.
Me encantó el post, aunque no comparta casi ninguna de las visiones, porque me gusta mucho cómo escribis.
besos, Estrella.
Dicen que Roca murió así: tenía 80 años plenos y saludables y se fue a dormir y no volvió a despertarse. Me ha invadido la sensación de que para morir bien, a edad avanzada y sin agonía ni decrepitud hay que haber sido bravo y determinado. No es algo moral, es una cuestión de arrojo porque sí y no excluyente de objetivos objetables.
Es tan inspirador lo que posteas, Estrella. Me encantó, este post me emocionó.
ANGIE ANG, CARLOS: gracias, tomo nota!
DORIAN,
Creo que de eso se trata, es parte del aprendizaje de esta vida. Por eso me animo a hablar de estos temas, sin miedo.
Siempre es bienvenida tu mirada, dorian.
MQDLV,
Que ese comentario venga de vos, me deja feliz.
Que tema, la vejez!
debe ser durisimo tener un cerebro totalmente lucido y un cuerpo que no responde. Querer seguir haciendo un monton de cosas, y sentirse limitado.
Y peor aun tener un cerebro lucido por momentos, y darse cuenta de que por momentos no lo es tanto...saber que se esta perdiendo la cabeza...
Por eso, como dice Pinti, lo mejor es "agarrarse una aesclerosis galopante y vivir en una nube de pedos las 24 horas del dia" ;)
Bellísimo post, Estrella.
Lo que vos escribís, nunca, jamás, resulta demasiado largo, al contrario, uno siempre se queda con ganas de un poquito más.
Beso!!
Perdón por todos los acentos olvidados, tengo poco tiempo de conexión, por lo que no reviso lo que escribo... así sale!
Bacon dijo: "Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quién confiar y viejos autores para leer." (Las comillas están bien??) Podemos tomar la cita como Plan B.
Buenísimo el post, Estrella.
Beso a la joven mamá de una niña de tan sólo treinta.
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