4.9.08

Diálogos XI

– Ahora vamos a tomar el tren y vas a ver un montón de gente.
– ¡Qué divertido!
– Pero, ¡ojo! No hables con ¡¡¡nadie!!!
– ¿Con nadie?
– Ni digas cómo te llamás, ni a qué colegio vas, ni dónde trabaja tu papá, ¿oíste? ¡NADA! Si alguien te pregunta algo, vos, ¡muda!
– Buuuueno (puchereando).

L. es la madre de una niña que es un sol. Tiene cuatro años y derrocha simpatía, como dice la canción de Calamaro. Lástima que ya no sean tiempos de brindar por ella.
Entiendo el temor de L., no está el horno para bollos, pero no deja de parecerme cruel este diálogo que escuché hace unos días. El peligro está en el afuera, así se enseña y así se aprende, aunque no nos demos cuenta de todo lo que nos estamos perdiendo por vivir así, muertos de miedo. ¿Los otros son "los malos", la "calle" es siempre el peligro donde debemos silenciarnos, inmovilizarnos y caminar con la mirada atenta y los puños apretados?
Por mi parte, no acepto las reglas de este nuevo juego.

24 comentarios:

Elio Puntieri dijo...

Y... qué quiere que le diga...
Nuestro destino siempre es terminar siendo engañados y manipulados por alguien.
Hay un malo cada cientos de miles de buenos... pero ese malo siempre aparece.

Tampoco me gustan esas reglas. Son una mierda de hecho. Pero si estuviera en esa situación, no sería muy distinto de L.


A propósito: me da un poco de miedo corregir a usted... así que dejo un manto de dudas: ¿boyo?

saludos

Estrella dijo...

Gracias, waitman! ¡qué papelón! No es una disculpa, pero estoy a mil, tecleando a mil, escribiendo y paseando por los blogs amigos a mil, porque tengo serios problemas con fibertel: la señal va y viene (aunque es más lo que se va que lo que viene); además el trabajo, ya no sé ni lo que leo ni lo que escribo.
Gracias, gracias, gracias.

Wonder dijo...

Qué distinto que es todo en estos días!!!
Qué lejos quedaron esas tardes de mi infancia donde jugábamos en la calle hasta tarde y bastaba un silbido o un simple llamado para que volvamos a casa...
Una pena. Como decís vos, cuántas cosas buenas se están perdiendo por el miedo a "los otros"
Besos Estrella.

Anónimo dijo...

a mi me parece un horror...
no sé que haría yo en esa situación... no se me había ocurrido ni siquiera, hasta que escuché el diálogo...

igual, no lo entiendo...

Ajenjo dijo...

La verdad es que no se muy bien que significa criar un hijo. Es difícil imaginarlo, y tal vez peque de inocente, pero no quisiera criar a una criatura de esa manera. Efectivamente, debo ser muy inocente, porque camino por la calle sin temor a la gente.

beso
A

Yoni Bigud dijo...

Mi hija tiene cuatro años y, siempre desde mi punto de vista, tiene las mismas características que la hija de L.
El problema con esas reglas es que no son negociables. Me gusta la rebelión; me gusta volar; está en mí la voluntad de ser cóndor [usted es una de las que ha leído mi último artículo :)], pero lo cierto es que en este caso específico no puedo.

Un saludo,

Jotafrisco dijo...

Qué feo es decir "Es así".

La herida de Paris dijo...

El contacto con el otro siempre implica un riesgo, pero el aislamiento asegura un destino ciertamente peor.
"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó..."Lc, 10 25-37
Saludos

Stella dijo...

Es que los chicos son sociables por naturaleza. A mi me da tanta pena coartarlos!
Una vez fui de vacaciones sola, con algunos de mis hijos. Yo era una para cuidarlos, y ellos eran muchos para hacer lio en la playa. Ademas de las indicaciones y cuidados con el agua, me la pasaba diciéndoles que no hablen con desconocidos.
Un fin de semana vino la abuela de los chicos, asi que los cuidabamos a medias. Ella estaba parada en la orilla mirando como algunos se bañaban, mientras charlaba con otra abuela que hacia lo mismo.
Uno de mis hijos se para delante de ella con los brazos en jarra y le pregunta: "¿La conocés?"
Se me partió el alma! Tenía 4 años, y ya estaba pendiente de esas cosas!

Es muy triste la época que nos toca vivir! Y creo que va a ser peor!

Besosss

Ariel Casanova dijo...

estrella: coincido contigo. los miedos que nos meten desde chicos nuestros padres, y desde grandes nuestra tele, son terriblemente condicionantes a la hora de relacionarnos con todo cuanto acontece.
Hagamos lo posible por deshacernos de esos miedos, ahora.
besos

Anónimo dijo...

El miedo no es zonzo.

Anónimo dijo...

Cómo se nota que no frecuentás el conurbano a la madrugada, Estrellita.

So dijo...

Como dijeron muchos por aquí,es una lástima que las cosas fueron cambiando para peor en lo que a relaciones interpersonales se refiere.

Pero, no obstante, recuerdo cuando era chica y aún se podía ir a dar vueltas a la manzana con la bici, también recuerdo que mi mamá me decía:
"ojo con aceptar caramelos o comida de gente que no conocés".
"ojo con acercarte a desconocidos o subirte a un auto o irte con personas que no conocés aunque digan que vienen de parte mía o de un familiar tuyo".

En fin, los tiempos han cambiado pero en el "antes" también estaban los "malos". La lástima es que la pobreza también ha crecido y muchas veces hay gente que huye de un simple cartonero o reacciona mal delante de sus hijos cuando ve a una persona de bajos recursos acercarse. Esto los chicos lo ven y lo asimilan sin preguntar y allí los ponés en una posición bastante difícil que es la de prejuzgar a las personas por su apariencia.

Como yo le digo a mi nena cuando miramos alguna pelicula infantil:
"Ves? Esa es la mala y fijate que no es fea!!. Los malos no siempre son feos, jorobados o tienen cara de malos!"

Y bueh, una hace lo que puede. Pero no hay que exagerar. tampoco podes aislarte del mundo y aislar a tus hijos.

En fin, me extendí. Besotes Estrellla!!!

Claude dijo...

¿También les habrán indicado lo mismo a esas personas que siempre desconfían y caminan serias sin mirar nada ni a nadie y son preventivamente mezquinas en el trato con los demás?

guadis! dijo...

Buen post, aunque da lástima. Saludos, Estrella!!

La condesa sangrienta dijo...

En una sala de espera dos varoncitos de 5 y 7 años, más o menos, aguardan a su mamá. Una niñita preciosa de 1 1/2 se les acerca y dice -¡hola!
El nene más grande advierte a su hermano -¡no hables con desconocidos! ¡no hables con desconocidos!

La anécdota es real y la presencié entre la risa y el desconsuelo.

Anónimo dijo...

Entiendo a L.. Entiendo a quienes creen que la desconfianza es un recurso defensivo escencial en estos tiempos.
Pero no puedo dejar de pensar que en el largo plazo, ese entrenamiento se vuelve en contra.
En algún momento, los desconfiados deben confiar en alguien. Cuando lo hacen creen haber tomado todos los recaudos, y se entregan en confianza con toda seguridad.
Si esa confianza se quiebra, el desencanto es tremendo.

Mejor ir por la vida normalmente, ni regalado, ni blindado.
Si nos toca, nos toca. Y sino, mejor.
Y sobre todo, a los niños se les dá una idea de mundo mucho más atractiva.

Lo dice a esto, alguien que este año, entre otras cosas perdió sus ahorros de tres (3) años a manos de un amigo de toda la vida... Digo, para que si lo hacen en casa, sepan que algún peligro conlleva.

Eric dijo...

Muy buena... El diálogo podría ser tranquilamente una publicidad de Nordelta o algún otro lugar nefasto por el estilo.

Anónimo dijo...

No siempre el peligro está afuera, en "la calle", no sería mejor ir con cautela que con miedo?

Estrella dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios y las anécdotas.

Como sigo con problemas con fibertel (grrrr!!), no contesté esta vez, uno por uno, pero por suerte veo que no todos vivimos muertos de miedo, más allá de que las cosas estén un tanto difíciles.

Sin confianza no se puede vivir. Con un poco de cuidado, sí.

Gracias!!

lexi dijo...

estrella, a mi a veces me da miedo tmb lo q le da miedo a esa madre, pero nunca se lo dije así a mi hija, le digo q hay q cuidarse, pero ella es remiedosa, así q no agrego más temor.







abraxo!

Lirium*Lilia dijo...

Y sí, cuánta verdad en lo que decís Estrella.
Nunca tuve miedo a extraños. Ni a la noche "en la calle", los ruidos y las sombras. Cuando me lastimaron en el asalto ellos me habían pedido la hora y aunque doblaron detrás mío no sospeché.
Continúo sin esos miedos, sólo un poco de fobia (es es la palabra) cuando siento que alguien camina cerca mío y es muy feo lo que siento.
Creo que está bien alertar a los niños de los peligros, pero no sembrar miedo. Un beso.

Anónimo dijo...

Como sabiamente se llama tu blog Estrella ... "ni muy muy ni tan tan" Hay momentos para todo. Creo que hay que estar atentos cuando se circula por la calle pero no sirve meter miedo porque paraliza e insensibiliza.

malena dijo...

tu observación está íntimamente relacionada con el libro que acabo de terminar

"la viuda de los jueves"

lo leíste?
pasaselo a L.