21.11.07

Perla

Perla tiene dos hijos: Alejandro y Vicky. Ale tiene 4 años y nació mientras ella trabajaba conmigo. Cuando a los tres años llegó Vicky, Perla decidió dejar de trabajar, porque las cosas empezaban a complicarse en su casa. Ellos viven en la villa 31, en el barrio ferroviario. Víctor, su marido, paraguayo como ella y hombre trabajador, empezó a tomar en épocas de desempleo para matar las horas en ronda de amigos. Perla es una mujer extraordinaria, bien podría hacer cualquier trabajo: es inteligente, rápida, dueña de una eficiencia sin límites y de un trato más que angelical. Desde que nació Vicky, Perla se las rebusca; puso un kiosco, prepara almuerzos económicos para los trabajadores de la zona, está con sus hijos.
Hace apenas unos días, ella decidió dejar su barrio y se mudó a lo de una cuñada en el Bajo Flores. Ya no puede pelear con lo que ve, día tras día, en las puertas de su casa, en su calle y en su barrio. Chicos y chicas, casi niños, drogándose a la vista de todos. Los hombres (entre ellos su marido), emborrachándose no ya por la falta de trabajo, sino porque se les ha hecho costumbre. Perla siente que ahí no puede educar a sus hijos, porque el entorno, tarde o temprano, terminará arrebatándoselos. Tampoco sabe qué hacer para ayudar a esos casi niños que, día a día, ve desmejorados y como apagándose, sin contención ni modelos. Tampoco quiere que sus hijos jueguen en la calle o en el arenero del lugar, porque vuelven picados, repletos de ronchas y sucios de tanta mugre. A pesar de todo, Perla tiene proyectos, sueña con una vivienda donde poder vivir con Víctor (que le ha jurado que no volverá a tomar) y educar a sus hijos.
Yo, mientras converso con ella, pienso que es una mujer admirable y que se merece una mejor vida. Ella sabe que cuenta conmigo y con toda la gente que la quiere, pero también sabe que tanto su vida como la de sus hijos no será nunca fácil.
Al rato nos despedimos, con promesas de hablar en estos días. Esa misma noche, mientras miro el noticiero, veo una publicidad de Felipe Solá: muy orgulloso, nos dice que nos deja una provincia en pie.
No creo que Perla piense lo mismo.

13 comentarios:

sapaflor dijo...

Ese Solá...como tantos...qué basura!y van por la vida con sus conciencias pulcramente intactas.Es imposible tanto dolor,tanta impotencia!Y seguimos con los mismos personajes,es que ¿jamás aprenderemos?¿qué tiene ese discurso impostado,falto de sinceridad,demagogo,ambicioso de más y más poder que arrastra a tantos a volver a votarlos?Necesitamos de gente como Toti Flores,Carr y tantos más.Algo tengo que hacer...me duele esta Argentina.
Estrella muy bueno tu relato y tan real,de todos los días,el de tantas vidas anónimas.

Stella dijo...

Buen diiiaaa

Que cojonuda Perla!!! Seguramente no es fácil para ella! Pero el amor por los hijos es mas fuerte que todo!!
Ojalá hubiese mas Perlas y menos políticos ineficientes!!!

Besitoo

El Caballero de la luna dijo...

Pasamos de acostumbrarnos del eufemismo a aceptar tranquilamente la mentira. El abuso y la frustración asoman como las próximas sensaciones a abrazar apasionadamente. ¿Qué votamos cuando votamos? Siempre es la misma pregunta.

Anónimo dijo...

Bueno, es un poco reduccionista la conclusión. Esa, por desgracia, es la vida de mucha gente, de los pobres, la gente humilde. Peleándola día a día, rompiéndose el lomo, con problemas cotidianos como el alcohol y las drogas. Pero siempre remándola. Igualmente la pobreza es algo sistémico y viejo, esto es producto de un proyecto que se impuso a sangre y fuego, a punta de bayonetas en los '70, y se profndizó más aún en los '90. Por ahí hacer ese spot publicitario no es muy feliz o adecuado, de hecho creo que es inadecuado, pero no sé si da para echarle la culpa de todos los males. Y digo no sé pero sé que no da.

Anónimo dijo...

Estrella, volvemos con los temas dificiles y encima los querés arreglar, casi nada.
Seguramente casi todos los comentarios sean pesimistas, de que nada se puede hacer. Indudablemente el caso de Perla es uno mas entre los miles y miles que hay en la Argentina. Ella sufre lo que en realidad es el Mega Problema que nos aqueja, lo que sucede es que es una ínfima particula de ese problema y no tiene representación, nadie los ayuda a todos en general.
Las condiciones no están dadas para solucionarlos. Ya hablamos en otro post de la problemática Argentina y sus políticos. Te diría como aporte que vos te ocupes en lo que puedas de ella, es decir, cada uno de nosotros podemos hacer algo por alguien que está cerca y no rompernos la cabeza para ver como solucionar lo general. Esto va por otro camino, el de la política, y esto lleva años de civilización democrática que nosotros no tenemos.
El solo hecho de todos nos ocupemos de alguno y le sirvamos de algo, ya sea para alimentarlo, educarlo o simplemnte escucharlo, es mucho. Intentar mucho mas es desperdiciar esfuerzos

Estrella dijo...

SAPA,
A mí también me duele y me llena de impotencia. ¿Qué hacer? ¿Desde qué lugar?, como dice Soriano.

STELLA,
sabés que sí. Algunas mujeres tienen una fuerza única. Ojalá que Cristina K despliegue su lado femenino.

TOMÁS,´
Por eso, con decir la verdad nos harían sentir mejor. La cosa está difícil, hay que ponerle más garra, trabajo, voluntad, decisión: y todos apoyaríamos a los gobernantes.
Gracias!

CABALLERO,
Sigo pensando, quizás ingenuamente o de pura ignaorante, que no puede ser tan difícl hacer las cosas bien.
El discurso de Solá podría haber sido: "Hicimos menos de lo que debimos, hicimos lo que pudimos (bué), ¿pero decir: dejamos una provincia en pie? ¿En pie de qué?

CONOCIDO,
Si todos tuvieran tu mirada, la cosa sería diferente. Hablo de Perla como una de las madres, entre tantas, que están en esa situación. Y dentro de todo, ella se tiene a sí misma, a su determinación y valentía. Otras, no.
Yo los miraba a sus dos hijos y pensaba que no es justo que el futuro que les espera sea tan incierto.
Gracias por tu lindo comentario.

GRACIAS A TODOS, DE VERDAD!!

Anónimo dijo...

Puede que el futuro de esos chicos sea incierto, pero teniendo a esa madre la cosa se pone un poco más soportable y esperanzadora.

Anónimo dijo...

¿Qué hacer? ¿Cómo cambiar esta realidad? Pués, cambiando lo que pueda desde mi metro cuadrado. Desde allí opero, desde allí construyo la realidad. ¿Que mi metro cuadrado es muy reducido? Sí, claro; pero alguien dijo también, que salvar una vida es salvar al Hombre. El metro cuadrado de los dirigentes es muy extenso y de ahí su gran responsabilidad. Estos señores que se dicen políticos son malos representantes de una de las más importantes actividades del ser humano pero, nosotros, sus conciudadanos, también somos pobres representantes de lo que deberíamos ser.
De lo pequeño y potente, nacen las grandes obras... de lo otro ya sabemos.

Estrella dijo...

DISPARADOR,

tenés razón, la esperanza no se pierde.

OTRA MIRADA,
Gracias, gracias.

Koba dijo...

Hola Estrella, ¿cómo va tanto tiempo?
Tema durísimo el que planteás, ojalá el Estado le dedicara buenas ideas y mucha plata a este tema, pero me parece que no saben ni tampoco les preocupa mucho.
Coincido con "otra mirada", cada uno de nosotros tiene que aportar algo, porque aunque sea muy pequeño ese aporte sirve. Le sirve al otro y también a uno.

Estrella dijo...

KOBA,
Qué alegría tan grande leerte.
Es el tema más preocupante; ojalá se haga algo, porque sino las cosas se van a poner cada día peor.
Yo también coincido con otra mirada, pero a veces uno quisiera, no sé, hacer magia, resolver todo en un santiamén...
Hasta prontito, koba! Te estaba extrañando mucho, como todos los amgios que supiste conseguir en la web.

Anónimo dijo...

La realidad que le toca vivir a Perla es la de muchísimas mujeres en este momento. Las mujeres del paco que se agruparon para luchar contra los tipos que se lo venden a sus hijos, son heroínas. Arriesgan su vida porque en cualquier momento las pueden matar. Ojalá todo ésto tenga solución algún día.

Estrella dijo...

Isa,
Esas madres de las que hablás son las nuevas heroínas de estos tiempos. Sin duda.