5.5.10

Lecturas de otros tiempos I

No sé exactamente cuándo empecé a leer. Sí sé que en nuestro cuarto teníamos una biblioteca con una colección de libros infantiles y que mi preferido era el volumen 7, pues allí estaba la historia del Conde Olinos, aquel que se paseaba en su caballo, una mañanita de San Juan. Recuerdo las bellas ilustraciones de la princesa que, desde las altas torres del palacio, lo escuchaba cantar y cantar.
Justito al lado de este estante, empezaba la colección Robin Hood. Las aventuras de Tom Sawyer, la historia de Azabache o la tristeza de Juvenilia me producían una extraña fascinación. En cambio, las estrambóticas peripecias de Alicia en su país maravilloso me dejaban perturbada, como si de golpe mi mundo se poblara de seres incomprensibles, sin ton ni son.

Teníamos, mis hermanos y yo, la suerte de tener un abuelo que, además de abuelo, trabajaba en la editorial Atlántida, así que todos los domingos, cuando venía de visita, traía bajo el brazo dos o tres ejemplares flamantes de la revista Billiken, como recién salidos de la imprenta, sin siquiera una mínima huella digital. Creo que de ahí viene mi gusto por el olor a páginas nuevas.

También nos regalaba los fascículos del Antiguo Testamento, que íbamos coleccionando semana a semana. No es que nos quisiera catequizar: eran buenas historias, qué duda hay. Los guardábamos en el tercer cajón de un mueble que había en el living de mi casa. Si menciono el mueble y el cajón, es porque en ese exacto lugar me devoraba yo las truculentas historias del profeta Abraham, de los hermanos Caín y Abel o del diluvio de Noé, que tan aterrada me dejaban pero a las cuales volvía una y otra vez.

Más cerca de la adolescencia, nuestra casa se llenó de Corines tellados, libros éstos que mi madre simulaba no dejarnos leer.
Una de mis hermanas era especialista en los casos de Andy Drew; otra, moría por las revista de Archie, que cada tanto íbamos a cambiar al quiosco de la esquina: cuatro Archies por dos Susys; cinco Periquitas por dos Susys; seis Pequeñas Lulús por más y más Susys.

Como contrapunto a tanta femineidad, en el colegio memorizaba con mucho placer los versos de Don Segundo Sombra y de Santos Vega, de la mano de la señorita Cora. Nada era más bello para mí que quebrar esas mañanas de tedio con su voz, sobre todo, cuando terminaba diciendo: "... la melancólica sombra / huye besando la alfombra / con el afán de la pena". Ella, la señorita Cora, me contagió su pasión: "quiero disfrutar, así, como disfruta ella", debo de haber pensando, porque llegaba a casa y me encerraba en el cuarto para ensayar en voz alta la misma entonación en la palabra "melancólica", cuando la señorita Cora se detenía, como queriendo estirar y ahondar sin prisa en la sombra de la melancolía.

Los cuentos de Quiroga dejaron también una marca en mí. No sé qué dirán mis hijos hoy, pero a todos les he contado la historia de los infelices flamencos rosados, aunque no me animé con El almohadón de plumas. Me apasionaban las obras de teatro de García Lorca: La casa de Bernarda Alba era mi preferida y Yerma me estrujaba el corazón*** (llamado importante. Ver pie de página).

Mientras, mi madre leía. Siempre tenía un libro a mando. En cambio mi padre sólo lo hacía durante las vacaciones, de tarde en tarde.

Tengo dos recuerdos bien guardados. Mi abuela, sentada en la galería de su casa de Mar del Plata, leyendo La vejez, de Simone De Beauvoir. Qué leés, me acuerdo que le pregunté un día, cuando le vi los ojitos raros. Y mi primo P., que no hacía más que devorar policiales, enroscado en su propio cuerpo, a veces casi a oscuras.
Cuando terminé el secundario, empezó una época de audaces e intensas lecturas.

*** Agregado culposo, un día después: ¿Cómo pude, anoche, olvidarme de Mujercitas de L. M. Alcott, de las hermanas Bronte (¡Jane Eyre!) y de Rebeca, una mujer inolvidable? ¿Cómo pude olvidar a la inolvidable?

Continuará...

38 comentarios:

Estrella dijo...

Si alguna de mis hermanas lee este post, háganme el favor de recordar conmigo. Dale!

Angie dijo...

Los recuerdos no son exactamente los mismos pero me llevó a las lecturas de Nancy Drew y los Hardy Boys, a la colección Robin Hood, a leer abajo de la sábana con una linterna cuando nos decían : basta! a apagar la luz. A la imágen de mi abuelo que nos mostraba cómo agarrar el libro y cómo pasar las hojas cómo un rito que formaba parte de la lectura.
Yo devoraba best sellers(sobre todo policiales) hasta que más tarde en la vida empecé a leer lo que vos leías desde chica.

marmottan dijo...

El almohadón de Plumas !!! que bueno, despues de leerlo dormí una semana parada. La revista de Anteojito y Antifaz como olvidarla, mi madre nos llevo al concurso a mi hermana y a mi, me gané un juguito de naranja y mi hermana salio coronada princesa !!!
Saludos.

Anónimo dijo...

De mis libros de chico, recuerdo muy especialemnte a Julio Verne en "dos años de vaciones".

Estrella dijo...

HERMANA ANGIE,

¡¡Cómo pude olvidarme de sus lecciones!! Me parece que por pura culpa, ¿vos aprendiste la lección? ¡Yo no! Es que él leía muy derechito, siempre sentado. Nosotras somos más horizontales, ¿no?
GRACIAS POR DEJAR TU COMENTARIO!!

Y lo de la linterna, jaja, pero esa eras vos, no yo!

MARMOTTAN,

Nosotros, fieles a Billiken. ¿Ella princesa y vos, nada, apenas un jugo de naranja? ¿No te sentiste mal? :)

CONOCIDO,

Sabés que mi madre torturó a mis hijos varones con Julio Verne, pero no a nosotras. Se ve que le parecía una lectura masculina. Y ahora que escribo esto pienso en Mujercitas! ¿¿cómo pude olivdarlas?
YA VOY A AGREGARLAS EN EL POST!!

Yoni Bigud dijo...

Siempre me gustó mucho Quiroga. A él sí que lo leí. Supongo que hoy no es muy frecuentado, no sé. Me da la sensación.

Me gustó el decálogo del perfecto cuentista.

Un saludo.

Yupi dijo...

Muy bueno. El problema de las listas es que siempre se nota lo que falta. En este caso creo que falta El Martín Fierro. Si hay una prueba de que la Musa existe, es ese libro impar. Es como si estuviera leyendo de chico el verso (después de la pelea de Fierro con el indio que mató al hijito de la cautiva): "Se alzó con pausa de leona". Qué barbaridad Hernández.

maray dijo...

es interesante percibir que todos los clasicos son leídos por todos, por eso son clasicos...Pero me dio risas saber que tu tambien leias al antiguo testamento con intenciones otras que la catequesis. Yo leí mucho del por sus cuentos de amor. Por Salomon. Mi abuela lo tenia en version italiana, todo lleno de figuritas. Me encantaba!

Betina Z dijo...

De la colección Robin Hood recuerdo también Heidi, Heidi y Peter, Violeta, Rosa en flor (qué titulete)...y Bomba, el hijo de Tarzán, jaja. De la biblioteca Billiken recuerdo especialmente Alicia (¡comparto tu sensación de "perturbación", Estrella!), Mujercitas... y La divina comedia (una versión adaptada para ¿niños?), que leí completa a los doce años, una madrugada en casa de mis primos en que no podía dormirme porque sabía que, en esa noche, mi abuela se estaba yendo de este mundo...
Por los 11, 12 años también devoraba la colección de "Los Hollister" y de "Puck"...¿Alguien las recuerda?

La herida de Paris dijo...

Que horror, yo torturo a mis hijos por que den vuelta las hojas agarrándolas desde el ángulo inferior.

Y todavía no soy abuelo.

En cuanto a la lectura, no fui un lector infantil, si no mas bien adolescente. Me acuerdo entre las primeras cosas que me convirtieron en lector, de las obras completas de Chesterton en cuatro volúmenes azules.

Saludos

La condesa sangrienta dijo...

La pequeña Lulú, Archie, Vidas ejemplares y las de cow-boys de mi hermano. Susy, cuyos dibujos copiaba al igual que las historietas de El Tony y D'Artagnan. Corín Tellado, los libros amarillos de Robin Hood (Mujercitas leído hasta el cansancio, Hombrecitos, Desde las lilas. Alcott a full), mucho Salgari.Cortázar, Sábato, Borges... y tantos más. Podríamos trazar una línea histórica con lo leído, pero, a diferencia de otras, siempre es posible regresar al principio.
Beso

S. U dijo...

De los que nombrás: la colección Robin Hood, que heredé de mi madre, así que eran medio viejitos, después le agregué títulos míos: Mujercitas, Señoritas, Hombrecitos (esos me costó leerlos porque tenía 7/8 años y tardé casi un año con cada uno), después tenía El principe valiente, y "los de varones": julio verne, salgari (mi mamá insistió, pero si lo leí, no me acuerdo nada), y mis favoritos eran jack de las islas, colmillos blanco de jack london, los de mark twain, ya de más adolescente ridder haggard (que me dicen que se puso nuevamente de moda, albricias!).
Y de chica, creo que el 1° libro "sin dibujitos" fue El mago de Oz, ese me causó la misma sensación que a vos Alicia.
Bueno, y en las vacaciones leia mucho historietas de walt disney. (la revista don miki, que era española o chilena y las más comunes de acá)

Koba dijo...

Qué buen tema je!
Lo primero que me viene a la mente son los libros de la colección Robin Hood (Robinson Crusoe que creo nunca terminé, Corazón y alguno más), historietas Isidoro y Patoruzito, y mucho El Tony, D'artagnan, también Skorpio o similares. El primer libro que me regalaron creo que fue Dove, sobre un pibe que dió la vuelta al mundo en un barco.
Luego vinieron los textos de la secundaria, Poe, Borges, Sábato, ¡Los cuentos de la selva! Uf, cuántos recuerdos.

S. U dijo...

ah! y los cuentos de jose murillo, que los tengo firmados en la feria del libro de 1984!

S. U dijo...

ESTRE: Te dejé un post sobre el tema de la lectura en mi blog.
Besos

Estrella dijo...

YONI,

A Borges no le gustada ni un poco, y era bastante malo con sus comentarios. Yo lo banco a Quiroga!... a pesar de Borges.

YUPI,

Otro olvido imperdonable. ¿Será porque mi madre, cada vez que nos peleábamos nos decía: "Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera...". Nos daba mucha rabia. Claro que me encantaba el Martín Fierro, cada tanto lo releo y siempre descubro cosas nuevas. El "se alzó con pausa leona" no lo tengo registrado; voy a buscarlo.

Contanos vos qué leías en esos años. Te espero.

MARAY,

Las historias del Antiguo Testamento son magistrales. Amor, traiciones, miedos, ilusiones: todo está allí. Me acuerdo ahora de Las siete plagas de Egipto, que algún buen director de hoy debería filmarla en 3D. Gracias, maray! Lamento no poder participar en tu blog, es que no entiendo nada. Voy a tener que estudiar portugués!

BETINA Z,

JA, no lo tengo a Rosa en flor, ¿no será Rosa de lejos? (las telenovelas, otro temón). Entrar en el mundo de Alicia era como ingresar a otra dimensión de la realidad... La Divina Comedia a los 12 años, por más versión infantil, debe de haber sido dura, y con tu abuela que partía hacia el mejor de los cielos, seguramente para vos. Sí, me acuerdo de Los Hollister, pero muy vagamente, ¿eran detectives o qué? Mujercitas era una historia cautivante, tantas mujeres (casi como nosotras en casa) en épocas de tiempos más quietos y silenciosos. Gracias, Betina!

OPI,

Si mi abuelo nos veía mlatratando un libro, nos decía: "Pergo crgiatuga, así no" (era medio francés). Y ahí empezaba la clase magistral. ¿No leías a Dante desde tu más tierna infancia?

CONDESA,

¡Yo también copiaba los dibujos de Susy! Me salían bastante bien. ¡Y Hombrecitos!, claro, sí! Cortázar, Sábato, Borges, fueron para mí lecturas de otra época, ya les contaré. ¿Cómo leería una chiquita hoy las historias de las hermanas Bronte?

ANGELINA,

¿Los tenés todavía, ajaditos y todos A dónde habrán ido aparar los nuestros.

Nada de Julio Verne ni de Salgari. Te diría que los descubrí cuando mis hijos fueron chicos.

KOBA,

¡Robinson Crusoe! ¿Sabés que no sé si lo leí? Isidoro sí, Patouruzito, sí. Pero El Tony y los demás, para nada, eran cosa de varones.

Estrella dijo...

ANGELINA,

Voy para allá.

YUPI,

Copio lo que escribiste en el post anterior, para los nuevos lectores: "Como el tiempo está en las historias -sin historias no hay tiempo alguno, solamente está la eternidad de la muerte- son ellas las que crean el tiempo, sólo hay que escribirlas. De ahí que la escritura sea tiempo recobrado".

Viene al caso, por tanto tiempo que estamos recordando y recobrando.

HERMANA ANGIE,

¿Te acordaste de algo más? Vos siempre fuiste más seguidora de los policiales que yo, ¿te acordás con qué empezaste?

¿Mis otras hermanas no vendrán?

Carlos G. dijo...

Tenemos algunos recuerdos en común, a mí el Billiken me lo traía mi viejo todos los lunes al regresar de su trabajo; hice mi 3er. grado en un colegio de curas y tantísimo me atraían las "truculentas" historias del viejo testamento.
También Alicia en el país de las maravillas me resultaba un libro de genuino terror, un terror soft pero desagradable.
A Quiroga lo descubrí en la secundaria; el manual de literatura traía un cuento muy corto: "A la deriva" y me conmocionó su contundencia, esa forma de escribir tan despojada, tan seca y seguí con su terrible Historias de amor de locura y de muerte. Imperdible.
También en la secundaria, gracias a una compañera llegó a mis manos Sobre Héroes y Tumbas; ¿cuántas veces lo habré leido? pero no tantas como Tiempo de vivir y tiempo de morir que me regalaron a los 18 años mientras convalecía de una operación. Un libro que todavía hoy puede releer y me sigue emocionando.

En fin, son temas de nunca acabar.
¿Leiste La última pregunta?

Yupi dijo...

Demoledora la unanimidad en Robin Hood. ¿Por qué esa historia llega tanto? ¡Porque tiene todo! El héroe plebeyo, la inolvidable Lady Marian, los amigos del bosque, está todo. Robinson Crusoe ya es el héroe de la modernidad. El hombre que está solo y espera, para citar otro clásico.

Ceci dijo...

¡Qué lindo! Yo he leido como loca en la niñez, de una forma que no volví a repetir más. Colección Robin Hook y Biblioteca Billiken (con las tapas rojas) eran los obligados. Los más queridos: Mujercitas y toda la saga, Papaíto Piernas Largas y los cuentos de Andersen. Todavía hoy me enternece ver lo gastadas que están esas páginas, de tanto que los leí y releí!
Un beso, Estrella.

S. U dijo...

Tengo algunos, porque los de robin hood de mi mamá los agarró una lluvia y terminaron en los cartoneros.
(Mi madre no quiso tirar El principe valiente por los dibujitos)

Anónimo dijo...

no me acuerdo de los libros de la Biblia! De los
otros si. No te acordás de un cuento en el que un rey
tenía hijos que nacían con corazón de cristal y todos se le
morían porque se caían o golpeaban. Pero no me acuerdo
como terminaba...

HERMANA M.

hermana chechu dijo...

mi primer libro fue en marpla donde abeo me encajo colon navega!!!! la vida de colon y me lo devoreee,por supuesto azabache de nuestra biblioteca pero enseguida agarre jean plaidy y me relamia con los secretos de alcoba de los reyes,que lastima me daba ana bolena!!!!!!

Estrella dijo...

CARLOS G,

Qué historia parecida, Carlos, me impresiona un poco. Las narraciones del Antiguo Testamento eran tan terribles como atractivas.
Decís Sobre Héroes y Tumbas y se me viene la imagen de Parque Lezama. Pero de eso hablaremos en la segunda parte.
Todavía no leí La última pregunta, la tengo reservada, en la carpeta de PENDIENTES.
Gracias, Carlos!

YUPI,

Estamos hablando de la colección Robin Hood, aunque claro que ese personaje era un hombre de la Modernidad. ¿Te acordás de cuántas versiones se hicieron en ell cine?

CECI,
Papaíto piernas largas era otro de los favoritos de mi madre, el que quería que leyéramos a toda costa. Mirá vos, Billiken.
Gracias, ceci!

ANGELINA,
Ponelos al sol!

LUCÍA,

Ja! veo que hemos dejado una huella. ¿En serio que yo también los torturaba con "los hermanos sean unidos?
El conde Olinos te encantaba, sobre todo a vos! Tendríamos que patentar nuestra porpia versión, esa que le cantamos a B.

HERMANA MARIANA,

Ay, no, no me acuerdo de los chicos de cristal, qué bueno, ¿cómo me los perdí?
Los fascículos de la Biblia, estaban en el tercer cajón del mueble del living, ¿no los leías vos?

HERMANA CECI,
Ana Bolena era bastante mala, la estás idealizando.
¿Nuestro abuelo te dio un libro sobre Colón? Qué amorrrr que era; a mí no, no tengo ese recuerdo tuyo, una pena.
Azabache, claro, con lo que te gustan los animales!

GRACIAS A LAS TRES POR PASAR, por propia voluntad :) (este signo quiere decir, sonrisita cómplice, con guiñadita de ojos). Faltan C. y A...

Angie dijo...

Creo que empecé con Nancy Drew...
Agata Christie, Sherlock Holmes, Conan Doyle.
Azabache, Mujercitas, Hombrecitos,Ocho primos,
Bomba en la selva (o algo así)
De los Apeninos a los Andes (un dramón!!!) alguien me hizo acordar de los de Heidi! (había unos cuantos)

Juanma dijo...

Gau... qué bellos recuerdos de la infancia. Seguramente te sentís esa nena al leer, ¿o me equivoco?
Me encantó, mucho mucho "muchón".
Cuidate, E.U.

Yupi dijo...

Me causa gracia que le agradecés a tres hermanas y le recriminás a otras tantas. ¡Familias eran las de antes! Sí, confundí la colección con el personaje, pero no importa, Robin Hood es un ultraclásico de la niñez. Curioso también la diferencia de lecturas entre varones y mujeres. Muy poco Salgari y muy poco Stevenson entre las señoritas, La isla del tesoro, La flecha negra, libros maravillosos incluso hoy.

Juli dijo...

Paso a las corridas...te cuento de mi infancia, y mañana sigo...
Yo también tenía la colección Robin Hood. Los que más recuerdo: Mi favorito, Tom Sawyer. Luego, Colmillo Blanco y El llamado de la selva.
De la colección Billiken: Sissí la emperatriz (los cinco libros, me fascinaban) y Azabache.
Y hubo otro que me encantó, que se llamaba Tres niñas y un bebé. No recuerdo de quién era, ni la editorial.
Ahí andaba entre los 8 y los 10, fui una ávida lectora desde muy pequeña. Después, vino la colección de Agatha Christie, robada de la biblioteca de mi hermana.

Dejo, me esperan pilas de papeles en el comedor...

Beso grande. Hermoso post!!

La herida de Paris dijo...

La lectura de la Commedia llegó de grande, primero tuve que aprender italiano. Pero de algún modo crecí con ella,en mi casa Dante es uno mas de la familia.

Saludos

Eclipse dijo...

miles son los recuerdos (aunque mi infancia está más cercana -y me encantaría creer que no pasó-)
pero me quedo con un par para comentar por acá: la visita a la casa de Horacio Quiroga en Misiones, a mis siete años, y la forma en que seguidamente devoré sus cuentos de la selva y los de amor de locura y de muerte, yo sola!
El otro recuerdo es de las sesiones que mantuvimos con mi padre por algunos años. A la noche, él me leía, pero como una forma de compartir ambos un mismo libro. Los cuentos de la selva de Quiroga, Papaíto piernas largas, Mi hermana la pantera (un libro exquisito, del que nunca más escuché hablar) y tantos otros que luego comentábamos, como un secreto entre ambos, con una complicidad que al cabo me llena de emoción.
Luego sus lecturas se hicieron escasas y las mías más fervientes. Ya no compartimos eso, pero de alguna forma lo hacemos en el recuerdo.

Carlos G. dijo...

Los que más recuerdo de la colección Robin Hood:
- Las aventuras de Sandokan
- El Príncipe Valiente
- Colmillo blanco
- Jerry de las islas
- Un yankee en la corte del Rey Arturo
- Azabache
- Bomba

Wonder dijo...

Yo empecé a leer cerca de los 7 años en la gran biblioteca de mi padrino japonés.
Recuerdo que me causaba respeto esos estantes atestados de libros, y ante mi cara de terror, mi padrino me alcanzó dos ejemplares y me dijo: "Empezá por acá. Cuando termines, vení por más"
Y me dió "Mujercitas" y "Bomba, el niño de la selva".
Desde mis primeros libros que empecé a llorar. Siempre fui llorona y detallista con la literatura, mientras q una peli no me arranca una lágrima.
El libro que de pequeña más me atormentó fue "Azabache". My God... terrible.
También recuerdo sacar a escondidas otros libros que me maravillaban y los leia a escondidas porque presentía que no estaban dirigidos a una niña de mi edad, por ejemplo "Las mil y una noche ilustrado", libros japoneses con "dibujitos" (cof, cof) y de pre adolescente a la rosada Corin.
Se me disparan miles de recuerdos.
Aburría de sobremanera contarlos, así que mejor me retiro.
Gracias Estre.

María dijo...

Tengo el recuerdo que de chica leía tanto que la penitencia que me ponía mamá era no leer. Llegaba del colegio y agarraba un libro y me podía quedar sentada durante horas y transportarme al mundo que se desplegaba antes mis ojos. Nunca fui muy aventurera, pero la lectura me permitió navegar por mares lejanos, vivir en el bosque, en la selva o junto al Misisipi, ser Príncipe o Mendigo, o una de las Mujercitas (Jo, mi preferida)…
Amé al Cid Campeador, me asombré con Alicia, la vida de Azabache me partió el corazón.
La colección Robin Hood de tapa dura amarilla, un clásico insuperable.
Con mi abuela tenía un rito que era subir al cuartito de la terraza a elegir un libro de la colección de clásicos contados para chicos.
También leí interminablemente los dos tomos de una Biblia contada a los niños que tenía unas ilustraciones maravillosas. Apenas los terminaba, arrancaba otra vez por el principio.
A los 11/12 años, una amiga me llevaba al colegio un libro de su casa, yo lo leía en los recreos, y se lo devolvía a la tarde. Así me leí todas las colecciones de Enid Blyton, Los cinco, Puck, Los siete secretos, y también Nancy Drew, Los Hollister…
De adolescente leí Corín Tellado, pero mamá ejercía una especie de censura y me daba permiso para leer solo algunas… creo que se dejaba influenciar por los títulos, que eran un poco zarpados para su mentalidad, porque las historias eran bastante ingenuas.
Muchas coincidencias, Estrella!

Estrella dijo...

ERNESTO,

Qué bueno que te gustó. Claro que se viaja en el tiempo cuando se recuerdan otros tiempos. Y la infancia es siempre un buen puerto.
Saludos!

ANGIE,

¿De los Apeninos a los Andes? No me acuerdo, ¿lo teníamos en casa?

YUPI,

Viene arrasando Azaache, mirá vos.
Y sí, en una casa llena de mujeres las lecturas masculinas no circularon mucho. Será tamién, pienso ahora, que mi padre no leía mucho, la que lo hacía era nuestra madre.
Sigo en un rato...

Anónimo dijo...

miles de recuerdos!! tenia como 7 años y acompañé a una tia a comprar cosas para su jugueteria, me dijo q elijiera un regalo... me cautivó el dibujo de la tapa de mujercitas, me sentía tan importante por tener un libro de "grandes", casi sin dibujos! creo q empecè a leer x esa sensación, era todo un desafio llegar a la última hoja.
Después me lei todo lo q pude de las colecciones billiken, y los mismos q casi todos los q han comentado(incluída la Biblia de los niños).
Cuando visitaba a mi abuela me escondia para leer los Corin Tellado.
Una de las peores cosas q me pasó fue a eso de los 9 robarle a mi mamá Nunca Más, no puedo olvidar esas noches sin poder dormir. Y de las mejores q me pasaron fue a los 10/11 descubrir los cuentos de Becker, y esas poesia romànticas q tan bien me sentaban(ya q x esa época estaba totalmente convencida de q moriría a los 14, de alguna manera terrible!) Todos esos libros estan en una estanterìa, y tambien amo hojearlos de vez en cuando.
Esto se está haciendo largo... otro dia te sigo contando
saludos!
mili

filo dijo...

La colección R.Hood,abrió la puerta para ir a jugar. Azabache, Mujercitas,Corazón!!. Con de los Apeninos a los Andes tuve mi primera descompensación emocional era tan triste..! el mundo era fácilmente explicable, todo tenía su razón de ser, los buenos los malos, un mundo lleno de imágenes, de sensaciones muy fácilmente recordadas por mí como una de las vivencias de mi infancia!
Y despues despues vinieron los best-sellers! jaj me mataba con Irving Wallace y sus libracos enormes hasta que me dejé llevar por esos amigos que en mi biblioteca esperan por mí, no los dejo siempre vuelvo a ellos, y ahí estan COrtazar,Italo Calvino,Salinger, laYourcenar,y la lista es larga.
Buen fin de semana para vos amiga!!

Estrella dijo...

JULI,

muy femenino lo tuyo, andá pensando en las lecturas de adolescencia... gracias por pasar aunque sea a las corridas!

OPI,

Qué maravilla, nada mejor que leer en el idioma original. Dante como un miembro más de la familia: tema para un post, ¿no?

ECLIPSE,

Las sesiones de lectura a la noche, antes de dormir, eran una buena costumbre. Bueno, creo que aún lo son, pocas cosas les gustan más a los chicos que les cuenten un cuento. Tu padre te regaló un recuerdo para atesorar, más que suficiente! Besos para vos y gracias!

CARLOS G,

Me está gustando ver cómo los varones leían sobre aventuras y las mujeres, sobre amores. Pero tamién hay coincidencias: Azabache... creo que todos los que están dejando su comentario lo nombran. Quizás porque reunía todos los condimentos para hacer de su historia una gran historia. Pensemos. Gracias! (A Sandokán lo descubrí con mis hijos varones!).

WONDER,

Nada de aburrimiento, mujer. Me gusta ese dato del llanto temprano. Y te imagino leyendo con picardía Las mil y una noche... muy atenta a las ilustraciones, claro. ¿Un padrino japonés?: ¡ahí hay una historia!

MARÍA,

Tantas coincidencias, es cierto, me impresiona un poco. ¡También Jo era mi preferida entre las Mujerictas!

Como vos, nunca fui aventurera, pero siento que he navegado todos los mares, porque navegué muchos mares ajenos.

Tu madre, atenta al título de cada novelita rosa: tenía un poco de razón, los títulos marcaban el tenor de la historia, pero en definitiva, a la larga, era todo lo mismo. Hoy las podrían leer los niñitos en sala de cinco.

Gracias, María, me encantó tu comentario espejo!

MILI,

Otra que leyó Mujercitas, su primer lectura "de grande". Cierto lo que decís, se pasaba de los libros con ilustraciones a la pura página escrita. Y esa era la idea: llegar a la última página.

Leer a escondidas Nunca más, a los 9 años debe de haber sido como leer el peor libro de cuentos de terror.

Gracias Mili por tus recuerdos!

FILO,

Primer puesto para Azabache, sin dudas... Mujercitas, Corazón. ¿Cómo me perdí de los Apeninos a los Andes?

Reservá tu lista para el próximo post, que se vienen las lecturas adolescentes, y más.

Juli dijo...

Tuve ayer dos olvidos imperdonables: Gran compañía en mi infancia (aunque algunos chistes se me escaparan) fueron los libritos de Mafalda, también de mi hermana mayor. Tanto me gustaba, que me compraron "10 años con Mafalda" uno de los primeros (sino el primero) libros míos, no heredados.
Cuando tenía 11 años, mi hermana me regaló El Principito, que me cautivó por completo.
Sigo, a ver...
En la adolescencia leí Rosaura a las 10, El Túnel, La cantante calva, Wodehouse (pero en italiano)...después arranqué con las obras completas de Shakespeare, y paralelamente leí todo lo que caía a mis manos de Stephen King (tengo una enorme colección de sus libros). Después me puse más "académica" y compré El Origen de las especies, El contrato social, El ser y la nada, Cartas filosóficas de Voltaire... Tenía esta especie de mandato interno que me decía que ciertos libros sí o sí había que leerlos...
Luego llegó Kafka. Y Bioy, Castillo y Sara Gallardo.
Creo que la época en que más leí fue entre los 16 y los 25. Despues, uno va teniendo menos tiempo, entonces ignora el mandato y elige lo que mas le gusta entre todo lo que tiene pendiente...

Y ya escribí demasiado...no aburro más :)
Lindo ejercicio el que nos impusiste con este post!

Beso.