15.9.10

Recuerdos II

Los días fueron pasando, hasta que una tarde se acercó la hermanita de mi amor secreto.

– Estrella, tengo algo que decirte...
– ¿A mí? (¿cómo a mí, si vos sos la hermana del hombre imposible?)
– Dice Enrique que quiere que seas su novia.
– ...

Y así, sin decir una palabra más, se fue corriendo a saltar a la soga. Ahí quedé yo, petrificada. "Estás soñando", me dije de repente. Entonces olvidé vergüenzas y complejos y corrí hacia ella, sin importarme si de verdad parecía un espantapájaros destartalado.
Sofía, ¿qué dijiste?
– Que Enrique quiere ser tu novio, ¡tu NO-VIO!

Esa misma tarde, cuando Enrique llegó a buscar a su hermana, lo vi venir hacia mí. Quise desaparecer pero no puede, mis piernas estaban clavadas en la tierra. Cuando finalmente nuestras miradas se cruzaron, me di cuenta de que él estaba rojo de la cabeza a los pies, mientras que a mí un calor rarísimo me subía por el cuerpo hasta explotarme en la cara. Que no me hable..., suplicaba yo, muerta de miedo, ¿qué voy a decirle? se me va a notar la timidez.

Pero él no dijo nada. Sólo pasó a mi lado y con un disimulo casi teatral me entregó algo y siguió de largo.

Me acuerdo que salí disparando con el tesoro entre las manos y apenas me alejé del colegio lo saqué. Era una hoja de carpeta Rivadavia, doblada en seis... "Queridísima Estrella...", así empezaba. Tuve que inspirar y exhalar varias veces y creo que hasta llegué a pellizcarme para comprobar que todo era real. Me paré frente al pino y leí la carta dos, tres, cuatro veces. El corazón disparaba en cada repetición.

El dar y recibir las cartas en hojas Rivadavia se convirtió en la rutina de todas las tardes, y siempre, siempre, las leía frente al pino salvador.
Mientras tanto, los amigos celebraran nuestro amor silenciado, hecho de palabras escritas y no dichas.
De a poco dejé de sentirme tan alta, tan insulsa. Ahí estaba yo, la que no era ni muy fea ni tan linda, ni muy rubia ni tan morena; una pura chica ni muy muy ni tan tan, descubriendo en los ojos de los otros una nueva versión de mi misma.

Un domingo a la tarde, nuestro colegio había organizado una kermés y allí fue donde sucedió. Hasta ese momento, yo le gustaba, él me gustaba. Punto.
El domingo Enrique le va a pedir a Estrella que sea su novia, era el rumor que circulaba por ahí.
Estábamos en plena kermés y no pasaba nada, solo miradas y sonrisas nerviosas, no nuestras, sino de el resto del grupo, que esperaban el gran momento.
– ¿Me acompañas a tomar un helado a la esquina?, me dijo de golpe Enrique, colorado hasta los huesos.
– Bueno, le dije yo (¡"bueno"!, qué tonta, me acuerdo que pensé).
En completo silencio nos fuimos los dos solos hasta la esquina y en completo silencio volvimos. Claro que nadie imaginó que no habíamos cruzado ni media palabra.

– ¿¿Y??, nos preguntaron los amigos apenas llegamos.
Él y yo sonreímos; ellos lo entendieron como un "ya está, sucedió".
Desde ese día memorable, fuimos novios.

22 comentarios:

lucia dijo...

me gustó la escena de la heladería!

creo que dice que fuiste a la esquina a tomer un helado, pero yo me imaginé una heladería! jaja

Betina Z dijo...

Precioso relato, Estre... ¡y con final feliz! Mirámela a la lunga :) No sé si sería muy muy o tan tan, pero si logró conquistar al lindo de Enrique, algo irresistible tendría, sin duda.
Tu recuerdo despabila algunos míos: el de mi vecino F., de quien estuve (junto con todas las chicas del barrio) perdidamente enamorada. Era tres años mayor que yo (11 contra 14, no tenía ninguna chance), hermosísimo y altísimo. Jamás me dio bola (yo era "su hermanita menor", grrrr). Me lo crucé unos diez años después en Mar del Plata y oh, sorpresa: ¡era un petiso!(lo afirmo desde mi 1,60).
Otro recuerdo: yo, a los 14, en el baño de la casa de mi amiga C. Del otro lado de la puerta escucho: "¡Dice W si te querés meter con él"! (W era el hermano de C. Los voceros, tres amigos de W). Ja! Como tu Sofía... Los noviazgos de antaño siempre estaban mediados por improviados celestinos.
Espero la tercera parte...

( ) dijo...

me gustó. se lo voy a leer a mi nena, alta entre las niñas muy? altas, y todavía poblada de rulos que la aquejan, también, hace un tiempo. cosa rara no permanecer, en apariencia, idéntico. uno se olvida.

gracias por el post, estrella.

Angie dijo...

A todos los seguidores de Estrella:
Se sentiría desgarbada y sin gracias pero siempre fue (y es) lindísima!!!!!

Anónimo dijo...

Que emoción!!! A mí a los 12 no me pasó esto, recién entrada la adolescencia. Es un verdadero cuento.
Tiene razón Lucía, qué linda la heladería, la imagino pintada de rosa u otro color pastel.
Te felicito
Anónima N° 7

Poli dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Poli dijo...

Adorable recuerdo! Pero si las altas son vistosas... a todos nos pasó de algún modo, las ruludas soñando cabellos lacios, las altas por altas, es la tierna pre-adolescencia!

La condesa sangrienta dijo...

El amor nos reconcilia hasta de nuestra propia mirada.

¡Lindo post!

dejamuchacho dijo...

me gusto mucho!!

beso

maray dijo...

si todas las historias de amor fuesen siempre como la tuya, creo que en el mundo no haveria tantas guerras. En serio.
Tuve una similar. Pero empezo a los 17 años. Y sigue hasta hoy.
Y no, a mi nunca me pasó pela cabeza hacer guerra, ni mesmo una pelea sin maldad ;)

cristina dijo...

quiero la tercera parte.

Muy divertido

Cris

Carlos Boniver dijo...

muy bello Estrella, me hizo recordar tantas cosas inocentes y puras... cuando bailábamos lento y las chicas eran una cabeza más altas que los varones, la frase te querés meter conmigo, o la vez que la directora del colegio primario llamó a mis padres porque yo le mandaba papelitos con "corazones con flechas" a la pelirroja que se sentaba adelante. que siga...

Anónimo dijo...

Bien!!Bien!!!
Qué lindo tu relato! Cuando era niña era la más alta, la más flaca,la más desgarbada y lo peor es que nunca había nadie más alto... lo que fue una adversidad en la niñez despues en algun punto jugó a favor.
jajj que siga el relato Estre!!
Filo

Anónimo dijo...

qué hermosa historia!

Luna

Juli dijo...

HER MO SO!!!! Divina la historia! Y, como siempre, contada de forma que nos hace sentir parte...
Me encantó, Estrella!
(de a poco, iré volviendo, cuando logre acomodar mejor algunos horarios)
Beso enorme!

Anónimo dijo...

cuanta inocencia!!! bastaba una mirado o una hoja doblada y ya tocabamos el cielo con las manos!!!
que simple era el amor en ese entonces.

y después que pasó?

un beso

Yoni Bigud dijo...

Un gran comienzo, concreto y sin adornos :)

Un saludo.

Yoni Bigud dijo...

Y... 18.

Perdón.

Mari Pops dijo...

parece que ahora hasta la ternura va desapareciendo.

cuanto mas se agrandaba la proyección del otro en aquellas edades.

Me encanto!

Estrella dijo...

LUCÍA,

Sabés que no me acuerdo cómo se llamaba, y sí, era una heladería, que ya no está.

BETINA Z,

JA, qué buenos recuerdos! No es raro que el buenmozo de aquel entonces pierda el encanto con los años, ¿no?
Pero siempre está ESE, el más de los más, por el que todas las chicas mueren. Una vez estábamos jugando a la famosa botellita, y cuando le preguntaban a las mujeres quién les gustaba, todas contestaban los mismo: ponele JUAN, JUAN, JUAN. Y ahí, al ladito de Juan, estaba sentado su hermano, ponele: PEDRO. Cuando me tocó a mí (que me gustaba Juan, claro), dije PEDRO, porque me dio lástima!!!!!!! Si supiera....
Gracias, Betina!

()

Los rulos hoy no son un problema, además de que son lindos. Antes, tener un rulo (UNO SOLO) era una catástrofe. Y ser alta está bueno, pasa que uno crece de golpe y los primeros años es como si nos sobrara cuerpo. Gracias a vos!

ANGIE,

ja, gracias!! ¿se nota que es mi hermana?

ANÓNIMA 7

Me parece que era amarilla, o por algún motivo se me viene el color amarillo. Sí, teníamos 12 años, y no estábamos en primer año, sino en lo que hoy sería séptimo, me parece. Gracias!


POLO,

Es así, como vos decís... para mí ser petisa era la mejor de las virtudes, así te lo digo!

CONDESA,
Tengo mucho que agradecerle a ese primer encuentro, sí, sí.

DEJAMUCHACHO,

¿Sí? uf, qué suerte! gracias!

MARAY,

A mí no, este quedó en el camino y la verdad es que nunca más lo vi....

CRIS,

Y no, no hay tercera parte, ¿o querés saber cómo terminó?

CARLOS B

¿En serio los mandaron llamar por eso? Qué amargos, debo decir. Todos estos recuerdos parecen sacados de algún libro de historias infantiles, no? Gracias por tu comentario, carlos!

FILO,

Estás como yo, pero ser distinta a esa edad no está bueno. Aunque creo que ahora no les importaría nada; mejor así!


LUNA,

Bienvenida y gracias!

JULI,

Estaba pensando por dónde andarías, ¿muy complicada, con mucho trabajo? Espero que todo bien, juli.

YONI,

Gracias dobles (por el 18, digo)

MARY,

Creo que ahora tampoco sufren tanto... o mejor dicho, se sufre pero de una manera distinta.
Gracias, mary.

NADASEPIERDE,

Después se terminó, aunque sin ninguna gracia, ¿sigo?

Enterhase dijo...

Buenísimo el relato, Estre! Enternecedor.

T.M. dijo...

Que tierno y hermoso relato, cuantos lindos recuerdos me traes; cuantas peripecias pasábamos para lograr quizás unas simples caídas de ojos. Te acordás que las llamábamos así?.